Oscuro Claro

In God We Trust, Inc.

Las cifras presentadas en el último informe de transparencia por parte de Google, concernientes a las peticiones de retirada de contenido en el buscador por posibles infracciones de copyright en el último mes resulta cuanto menos abrumadora. En total, 4.695.280 de URL cuya retirada se solicitó, dirigidas a 29.316 dominios diferentes, con 1.684 propietarios de derechos de autor como denunciantes de dichas páginas. Dominios que a partir de ahora serán penalizados ocupando una posición menos relevante en el buscador de Google, tras la decisión tomada por la empresa y hecha pública hace pocos días. Recordemos que petición de retirada de contenido no equivale a que estas páginas hayan recibido condena alguna por infracción de copyright, por lo que parece que, además de ceder una vez más a los lobbys propietarios de derechos de autor, Google pretende ahora jugar a ser policía, algo muy peligroso para su reputación y los cimientos en los que se ha sustentado su éxito durante todos estos años. 

¿Qué podemos hacer ante esto todos los usuarios que nos vemos afectados por tal medida? La primera, optar por otros buscadores que, incluso proveyendo menos servicios, puedan ser funcionales para nuestros propósitos. En segundo lugar, el boicot más puro a las principales empresas denunciantes. 

Y es que de los más de 4 millones y medio de denuncias en el último mes, 1.879.062 han sido realizadas por unas pocas corporaciones. Estamos hablando de más de una tercera parte de las mismas. Tienen nombre y apellidos. En primer lugar, la RIAA (que vendría ser la SGAE a la americana), que reune  a las principales compañías discográficas norteamericanas: EMI, Sony Music Entertaiment, Universal Music, y Warner Music. Si vas a adquirir una canción o un disco en tu iTunes, o escuchar música de Spotify bajo el sello de alguna  de estas compañías, piénsatelo dos veces, ya que estás lucrando a corporaciones cuyo propósito con todas estas denuncias no es salvar la música, y menos la cultura: se trata de continuar manejando el cotarro de la industria musical.  La segunda corporación denunciante es Froytal Services, una compañía dedicada a la industria pornográfica. Y en tercer lugar, el gigante (¿o ya ha dejado de serlo?) Microsoft. Hay alternativas a los productos de Microsoft, muchas, muy buenas y ofreciendo cada vez mayor competencia, por lo que no es necesario tener que comprarse un Mac para tener que hacerle la guerra a Bill Gates. 

No deja de ser preocupante que un puñado muy reducido de compañías hayan conseguido influir de esta manera en el algorimo de un buscador que cuenta con millones de usuarios. Y nosotros tenemos una parte de responsabilidad en que estas iniciativas lobbystas sigan teniendo éxito o, por el contrario, les pongamos las cosas más difíciles para hacerse con la suya.  

 

Fuente de la imagen : dcdan

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