Oscuro Claro

Lo que empezó como una aparente broma entre gintonics está cerca de su materialización el próximo domingo. Será la primera maratón que haremos Juanjo Suárez y yo en nuestras vidas, y para ello quisimos elegir una de las que cuenta con mayor trayectoria en el mundo de las carreras populares: la Rock ‘n’ Roll Madrid Maratón.

Tras más de 500 kilómetros recorridos entrenando (eso sin sumar las carreras que nos hemos dado cada semana jugando partidos de fútbol) ahora ya solo nos queda esperar a nuestro gran reto del año. Por el camino ha habido momentos en los que lo hemos pasado mal y tremendamente mal, otros en los que hemos volado como nunca hubiéramos pensado, y otros en los que hemos retado a la pereza a pesar de la adversidad.

También hemos comprobado la eficacia de esas sustancias no dopantes pero con sabores exóticos y textura extraña llamadas geles.

Probablemente cometeremos muchos errores en nuestra primera carrera de larga distancia. Nos emocionaremos más de la cuenta y sobrepasaremos nuestro límite al principio, lo pasaremos mal cuando nos demos cuenta que nos queda la mitad del recorrido, y odiaremos haber tenido la magnífica idea de correr una maratón. Estaremos varios días sin poder apenas andar, y nos dolerán partes del cuerpo que todavía no sabemos que existen. Pero terminemos o no la carrera, el camino recorrido estos meses ha dado mucho de sí. Nunca hubiera pensado que podría subir corriendo del tirón la pronunciada cuesta de Na Burguesa, con una altitud de más de 200 metros, en menos de 15 minutos. Tampoco que sería capaz de hacer 21 kilómetros en 1:40, y que correr 10 kilómetros se convirtiera prácticamente en un calentamiento. Las piernas dan buena fe de toda la carga de trabajo, de madrugones solo para correr, y de dolores y calambres en mitad de la noche. Recuperar las piernas bañándote en invierno a cuatro grados de temperatura ambiente y insufribles grados de temperatura del agua se convirtió en una solución de lujo para poder aguantar la intensidad mantenida principalmente durante los meses de febrero y marzo.

Creo que esta preparación no hubiera sido posible si no hubiéramos entrenado durante estos meses en equipo. La pereza de uno ha sido derrotada por las ganas de mejorar del otro, la falta de aire de uno se ha superado con los pulmones de hierro del otro, y el dolor de uno se ha vencido con la ligereza de piernas del otro. Así, superando obstáculos con el ánimo del otro, hemos llegado hasta aquí, y esa será nuestra gran baza durante la maratón: los bajones de uno se suplirán con la fortaleza del otro.

Luego llegaremos o no, pero ninguno podrá decir que no ha valido la pena intentarlo.

maraton

 

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