En Criminología y Justicia estamos trabajando en un nuevo proyecto que pondremos en marcha a final de mes. Principalmente durante las semanas previas al lanzamiento surgen siempre algunas dudas fruto de la incertidumbre a la que nos toca enfrentarnos, pero que no deben hacernos perder la calma si hemos hecho el trabajo siguiendo una planificación concreta. Sin embargo, es difícil no dejarse llevar por estas preguntas y en ocasiones nos perdemos entre el pesimismo pensando que lo que estamos haciendo no vale la pena. Estas son las 5 más comunes que me suelo hacer cuando empiezo con algo nuevo.
¿Y si a nadie le interesa lo que estamos haciendo?
Cuando lanzamos algo nuevo, esperamos siempre que sirva de algo a otra gente. Lo que hacemos es siempre porque nos gusta (creo que ha estado en la esencia de todo lo que hemos hecho hasta ahora) pero siempre deseamos que a la vez entusiasme a otros. Incluso aunque esté completamente seguro de que la gente mostrará interés siempre queda esa duda en el aire.
¿Y si estamos perdiendo el tiempo?
El tiempo es oro, y en todo proyecto ocupas un tiempo muy valioso que nunca sabes a ciencia cierta si será provechoso o no. Pero la realidad es que, incluso aunque no funcione como esperaba, nunca he podido decir que he perdido el tiempo intentando crear algo nuevo. Las más de las veces la cosa no ha salido bien, pero eso me ha servido para aprender mucho de cara a siguientes iniciativas. La que estamos preparando se ha nutrido mucho de lo aprendido con Criminologos.eu, que no funcionó del todo bien y en la que ocupamos mucho tiempo, pero valió la pena.
¿Y si no funciona como esperamos?
Cuando arrancas, siempre sueles tener una aspiración sobre hasta dónde puedes llegar. Sin embargo, a veces esas expectativas están muy por encima de lo que realmente puedes esperar, y llega con ello la posterior decepción. El miedo a que no se dé todo como desees es algo que va asociado con ese mal tan nuestro: el miedo al fracaso. La derrota es algo que nos asusta, y somos muy dados a llevarlo como si de una cruz se tratara. Parece que si te equivocas o fallas en algo se te quede marcado para siempre un estigma de fracasado, cuando en realidad esos errores van a ser muy probablemente los que a posteriori te puedan proporcionar alguna alegría.
¿Y si no lo hacemos tan bien como deseamos?
A la vez, siempre está presente el nivel de autoexigencia. Uno mismo puede se convierte a veces en el cliente más exigente. Algo que sin ser malo, puede resultar contraproducente cuando hay que echar a andar. Hay que partir de la idea de que lo normal es que fallemos en alguna cosa o que no siempre estemos al nivel que nos gustaría.
¿Y si nos hemos dejado algo pendiente para el arranque?
Tenerlo todo bajo control es imposible. Sin embargo, todos desearíamos que fuera así. Pero a pesar de que lo hayas dejado todo bien preparado, siempre te queda la misma sensación que cuando te vas de casa y no estás del todo seguro de haber cerrado con llave. El 99,9% de las veces lo habrás hecho, pero ese atisbo de duda puede llegar a hacerte recular. Es importante por ello que en las semanas previas no se modifiquen repentinamente aspectos que ya han sido valorados de antemano.
Lanzar cosas nuevas a veces hace que te entre el miedo, pero a la vez resulta algo adictivo: consigue que recuperes el entusiasmo y la motivación que decrece de forma natural cuando un proyecto se convierte en rutina.