Oscuro Claro

Un mundo sin burocracia, sin apenas regulación y con menos trámites e impedimentos a la contratación puede parecer idílico hasta que se descubre que no es más que una puerta abierta de par en par hacia la desigualdad.

El pasado mes de junio Deliveroo se llevaba el mazazo de la justicia de Barcelona: más de 700 trabajadores de la compañía eran reconocidos como falsos autónomos, obligando a la empresa a pagar las cuotas comprendidas entre 2016 y 2018. Unas cuotas que implican una deuda aproximada con la Seguridad Social de 1,3 millones de euros, unidas a la obligación de regularizar la situación de los bautizados riders

Ante la sentencia, la empresa adoptó una posición victimista, afirmando que si los riders “fueran reclasificados como ‘empleados’, el negocio se vería tan afectado que tendríamos que revisar factores clave como la cantidad de riders o el número de ciudades en las que podemos operar”.

Esta situación no es aislada: en Estados Unidos un juez californiano instó a las compañías Uber y Lyft a reconocer a sus conductores como empleados. Una vez más, la victimización, en este caso procedente de Wall Street, también obedece a un mismo patrón: esta reclasificación de contratistas independientes a empleados puede provocar la pérdida de miles de millones de dólares a dichas empresas.

Son dos ejemplos claros de cómo la maquinaria neoliberal pone en marcha su discurso desregularizador. Bajo la amenaza de la pérdida de puestos de trabajo o la imposibilidad de operar como empresas se esconde en esencia la justificación de modelos de negocio fundamentalmente basados en el precariado y en las relaciones contractuales desreguladas.

En esta línea se fundamenta la crítica que hace Peter Fleming en su libro Capitalismo Sugar Daddy, obra editada en castellano por Rocaeditorial.

¿Qué es el Capitalismo Sugar Daddy?

El capitalismo Sugar Daddy hace alusión a la exitosa página de citas whatsyourprice.com, una web enfocada a que los Sugar Daddys (hombres mayores ricos) puedan salir con chicas jóvenes (Sugar Babies). Los primeros buscan como quintaesencia mantener relaciones sexuales con las Sugar Babies, mientras estas últimas aceptan tener una cita a cambio de dinero (citas que son subastadas al mejor postor). 

Aunque estas citas a priori no impliquen la garantía de mantener relaciones sexuales, pues de lo contrario estaríamos hablando explícitamente de una web de contratación de servicios de prostitución, la práctica sí que muestra que rara vez esas relaciones no suponen de forma implícita el comercio sexual.

El caso es que al venderse como páginas de citas, cualquier forma de negociación del precio queda estrictamente en la esfera de lo privado entre el Sugar Daddy y la Sugar Baby. Al entrar en el terreno de lo desregulado todo se reduce a una negociación que raramente se dará en condiciones de igualdad (en esta página en particular se conoce que una gran parte de las usuarias lo utilizan para costearse sus estudios universitarios).

Bajo esta premisa, Peter Fleming afirma que las relaciones laborales están avanzando peligrosamente hacia situaciones similares a las de whatsyourprice.com, a saber:

  1. Acuerdos laborales donde el empleador está sometido a menos exigencias.
  2. Individualización de los acuerdos entre empleado y empleador, donde todo se reduce al acuerdo de las partes.
  3. Debilitación del poder de la sindicalización.
  4. Fetichización del hombre-empresa, que al actuar como trabajador independiente puede mover su trayectoria profesional con más libertad.

De vuelta a Hayek

A criterio de Fleming, esta tendencia a la desregulación genera una falsa ilusión de libertad, de mayor tendencia a la creatividad y de mejores condiciones de trabajo. Según su visión, esta informalización de las relaciones contractuales es una vuelta en toda regla a los postulados del libertarismo económico de Hayek

Un Hayek que omnipresente a lo largo del libro, y que según el autor de Capitalismo Sugar Daddy se mostraría bastante satisfecho con la tendencia actual a la uberización de las empresas, con cada vez más facilidades para suplir sin apenas coste la fuerza de trabajo que le resulta problemática o menos servil.

Una evolución hacia la informalidad laboral que asume que las negociaciones en el ámbito laboral se dan entre iguales. Una presuposición impropia de un mundo que se muestra claramente desigual, en el que la capacidad real de un trabajador para elegir las condiciones adecuadas en un puesto de trabajo se topa de frente con la precariedad que le invita siempre a posicionar sus requisitos siempre a la baja.

La ecuación es simple: allí donde no hay normas establecidas entran a trabajar las relaciones de poder. El que cuenta con una hipoteca que pagar y unos hijos de los que responsabilizarse parte con unas condiciones de negociación claramente condicionadas a la hora de aspirar a un empleo, y todo lo que se acerque a la desregulación estatal (ya sea aceptando falsos autónomos, no persiguiendo el pago en B, o manteniendo el salario mínimo interprofesional en cotas demasiado bajas) jugará siempre en favor del empleador. 

No es de extrañar por ello que Peter Fleming saque a relucir también el caso Harvey Weinstein para reflejar hasta que punto las negociaciones entre individuos en el marco laboral tenderán a favorecer al quien tenga más poder…hasta hacer normalizable el abuso sexual. 

Las 4 propuestas contra la desformalización neoliberal

Ante el triunfo de este discurso que aboga por la descolectivización y trabaja por allanar el camino hacia una era preburocrática, Peter Fleming insiste en 4 necesidades:

Anular la desesperación económica

¿Por qué se aceptan condiciones laborales que debieran propias del inframundo? Porque para muchos el rechazo les deja como única opción el abismo de la marginalidad, en una esfera todavía más baja que el precariado. Por ello, y como ya vienen apuntando tantos otros, la renta básica universal se postula para Fleming como una de las soluciones que ayude a paliar esa desesperación económica.

Ilegalizar los falsos autónomos y los contratos de cero horas

Las sentencias judiciales a empresas como Deliveroo o Uber son una buena noticia ante el avance de la uberización de las contrataciones. Asumir que un modelo de negocio funcione gracias a la flexplotación es integrar una cadena de funcionamiento de las economías donde todo vale. No se debe permitir despojar de derechos laborales tan fácilmente.

Desprivatizar la esfera pública

Según Fleming, se hace necesaria una esfera pública que supervise y asegure todo lo relativo a las “normas de trabajo, la seguridad del consumidor y el derecho tributario”. Pone de relieve el valor fundamental de la burocracia como salvaguarda que garantice la legalidad de las relaciones contractuales. Los contratos deben “desindividualizarse” para “pemitir que exista una voz colectiva y una igualdad económica”.

Descentrar la institución del trabajo

Para terminar, el autor aboga por una descentralización del trabajo que abogue por relaciones de trabajo que no conduzcan a la inseguridad económica, a la tendencia a jerarquías empresariales autoritarias y a la concentración del trabajo en unos pocos en detrimento de los que se quedan al margen. 

Qué me ha parecido «Capitalismo Sugar Daddy»


Comprar el libro

Valoración

Capitalismo Sugar Daddy
8 10 0 1
8/10
Total Score
  • Odio eterno a Hayek
    10/10 D10S
  • Denuncia de la uberización del trabajo
    8/10 Muy bien
  • Desafío al capitalismo informal
    7/10 Tutto bene
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Post Relacionados

Alpinismo de ayer ¿y de hoy?

¿En qué momento la montaña se convirtió en un estadio para competir en lugar de un espacio para contemplar su belleza?¿Cabe la posibilidad de reivindicar una vuelta a un alpinismo lento, o la obra de Pablo Batalla es un canto al aire? 
Suscríbete ahora y recibe el ebook Nadie Debería Trabajar Jamás gratis
¡Lo quiero!
Total
0
Share