En el día de hoy se han cumplido cinco meses desde que lancé el autoreto de publicar cada día un post en este blog durante 300 días consecutivos. Me encuentro exactamente en la mitad del camino, y solo puedo decir que los resultados están siendo más que satisfactorios. He recuperado el que era mi objetivo principal, ser capaz de escribir con asiduidad, y además, mejorando cada día en la elaboración de los artículos. La mejor prueba de ello está en la evolución que han ido siguiendo los posts: su extensión, que por norma debía superar las 400 palabras, es ahora cada vez más fácil de superar.
A medida que he ido adquiriendo conocimientos más amplios sobre los temas que he ido tratando, más sencillo ha sido que el contenido fuera más amplio y cada vez más completo. He podido generar una serie de rutinas y encontrar trucos que me han ayudado a mantener esa dinámica con bastante regularidad, conseguir encontrar siempre aspectos nuevos que analizar, y ser capaz de conectar todo lo que estoy explorando en torno a entornos laborales durante estos meses.
Gracias en parte al reto, este espacio ha ido adquiriendo cada vez más concreción, y el objetivo disperso con el que partía ha dado un paso más allá. En total han sido, contando el de hoy, 129 artículos sobre 152 posibles. Una media de unos seis artículos por semana, y que hacen que la suma de dinero acumulada en la hucha que se destinará a una causa social sea ya de 66 euros. Una cantidad que donaré con gusto durante el mes de diciembre, una vez el reto se dé por terminado.
Mi propósito en esta segunda mitad de reto que queda es ser capaz de mejorar aún más la calidad del contenido, conseguir no fallar un solo día de la semana, y procurar no repetirme a pesar de enfocarlo todo a un mismo ámbito. Y es que una cosa es repetir de vez en cuando algunas cosas, y otra es convertirse en un bloguero monótono y repetitivo obcecado en ofrecer siempre una misma perspectiva.
Además de recuperar el ritmo de escritura que deseaba, creo que el aprendizaje que estoy llevando a cabo durante estos meses en torno a ambientes laborales y conflicto en la empresa es enorme, encontrando una incontable cantidad de fuentes y estudios interesantísimos que van generando cada vez más entusiasmo sobre la materia. En realidad, lo que yo pensaba que era una intuición personal todavía poco contrastada lleva años de recorrido, y incluso he podido encontrar empresas alrededor del mundo que han trabajan con fines similares. La sensación que tengo, sinceramente, es la de estar aprendiendo incluso más que yendo a la universidad.
Eso sí, de toda la evolución seguida durante el reto, hay una cosa que me preocupa sobremanera: me he acostumbrado a madrugar.