Oscuro Claro

El pasado jueves los seleccionados del programa Yuzz que nos encontramos en el Sant Cugat Trade Center asistimos a la presentación del SECOT, voluntariado senior de asesoramiento empresarial, y que corrió a cargo de Arsacio de Prado. De todos los interesantes aspectos que comentó a lo largo de la charla el señor de Prado, hubo uno en el que hizo especial hincapié cuando hablamos de sacar adelante cualquier proyecto de vida: el compromiso. Pero no con los demás, sino con uno mismo. Y es que si a algo estamos muy mal acostumbrados es a fallar a nuestras propias promesas, es demasiado fácil faltar a nuestras propias palabras. No tenemos que rendir cuentas a nadie más que a nosotros mismos, y cualquier excusa es buena para no llevar adelante el propósito que nos marcamos. Nos falta tiempo, o dinero, o tenemos cosas más importantes que hacer…todo sea por la comodidad de no tomar las riendas de los asuntos que nos requieren mayor sacrificio, pero que más pueden ayudar a proyectarnos a un futuro más próspero.
Porque la promesa va ligada al hacer, y todo hacer que comporte un esfuerzo suele dar demasiada pereza. Ya, ya sé que me repito un poco con el temita de lo que hacemos o dejamos de hacer, pero prefiero ser repetitivo y que se asuma hasta qué punto es fundamental tomar conciencia de la importancia del acto. El mismo jueves tuve el gusto de conocer a dos criminólogos miembros de la F.A.C.E, Pedro C. Torrente y Dani Limons, con quienes pasé la mayor parte del día en una reunión con pocos formalismos pero a la vez muy enriquecedora. Y precisamente uno de los aspectos que salió a relucir era el enfoque que se debía tomar desde nuestra disciplina, en el que el “hacer” debía ir siempre antes del “reclamar”, porque es esa precisamente la mejor manera de que el segundo verbo no necesite ser utilizado. El uso del reclamo viene en muchas ocasiones cuando los deberes no están hechos, o esperamos que los hagan por nosotros. En cambio los compañeros mencionados (y otros miembros que aún no he tenido el placer de conocer personalmente, tiempo al tiempo) llevan el hacer a la práctica, y ojalá esa actitud proactiva fuera la norma dentro de nuestra sociedad. ¿Qué pasaría si hiciéramos todo lo posible para llevar a cabo las promesas que nos hacemos? No seríamos invencibles, pero creo otro gallo cantaría…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Post Relacionados

¿Qué es Journalify?

Llevo ya varias semanas ofreciendo pistas en torno al propósito principal del proyecto que estamos desarrollando en el Sant Cugat…
Suscríbete ahora y recibe el ebook Nadie Debería Trabajar Jamás gratis
¡Lo quiero!
Total
0
Share