Oscuro Claro

En 2005 Wael Hikal, por aquel entonces un jóven imberbe muy dado a pelearse con todo el mundo [no como ahora], redactó la que a posteriori sería su primera obra: «Introducción a la criminología», publicada en Porrúa en 2009.

En dicha obra dedica un capítulo a hacer un esbozo de posibles ramas de la criminología, titulándolo «Cuasi teoría de las Criminologías Específicas (Hacia la Neocriminología)». Entre esas ramas se mencionan algunas como la Criminología de la Salud, la Criminología Familiar, la Criminología Informática o…la Criminología Laboral.

El subapartado que nos interesa abordar aquí es el que dedica a esta última, que aborda como «Criminología Laboral o Criminología de la Seguridad Privada». A pesar de ser un esbozo para un futuro desarrollo, ya identifica algunos de los puntos que hemos venido abordando en este blog, y lo define como:

«La Criminología Laboral es la rama de la Criminología General dedicada al estudio de las conductas antisociales que pueda presentar alguna persona en el desarrollo o desde antes de realizar cierto tipo de trabajo […] Tiene por objetivo estudiar a la persona e identificar ciertos problemas internos y de su ambiente que puedan llevarlo a cometer alguna conducta antisocial»

Vemos entonces que Hikal aborda la relación individuo-trabajo-conducta antisocial, haciendo hincapié en que para ello se deben analizar tanto aquellos relacionados con aspectos personales, así como los propios del ambiente en el que desarrolla su actividad (entre los que estaría la propia estructura de la empresa, el sector en el que trabaja o el propio concepto de trabajo existente en una sociedad), que es la parte que venimos desarrollando en mayor medida.

A continuación se atreve a apuntar una serie de técnicas que todo criminólogo laboralista debiera tener en cuenta, todas ellas enfocadas al plano individual: la detección de mentiras (algo de lo que Juan Ángel Anta nos podría hablar un rato), los exámenes médicos y la revisión de su historia personal.

No especifica técnicas relacionadas con aspectos organizacionales, pero sí menciona la necesidad de estudiar de algún modo aspectos como el estrés laboral, la temperatura, humedad, ruido, iluminación…desde el momento en el que «estos factores influyen en el comportamiento de los trabajadores». Añadiría a las técnicas mencionadas por Wael, a la luz de lo reflejado por los diferentes estudios abordados hasta ahora, el análisis del clima laboral de una empresa, pues hemos visto de manera reiterada la relación directa entre ambiente laboral y riesgo de conflicto en la empresa. Actualmente existen diversos métodos de evaluación del clima laboral, que se podrían acompañar de una metodología más específica dedicada a detectar los aspectos organizativos que pueden precipitar una conducta antisocial en el empleado.

Sea como fuere, y a la vista de la cantidad de estudios relacionados con el tema, el esbozo que hizo Wael hace ahora 10 años no resultó para nada desacertado, pudiendo hablar a todas luces de una rama perfectamente desarrollable. Larga vida a la Criminología Laboral.

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