Oscuro Claro

Ya hemos tratado anteriormente la existencia de diferentes modelos de trabajo a distancia, que podemos dividir fundamentalmente en tres grupos:

  • Trabajo mixto a distancia-presencial.
  • Trabajo a distancia a tiempo completo desde un lugar fijo (habitualmente el hogar).
  • Trabajo móvil, caracterizado por no contar con una sede de trabajo habitual propiamente dicha, y que por las características del empleo obliga a la persona a desplazarse de manera habitual.

Un estudio publicado por Vayre y Pignault en la revista “New Technology, Work and Employment” el pasado año analiza estos tres tipos de modelos de trabajo a través de diferentes entrevistas que permiten estructurar cuál de estos modelos resulta más beneficioso en la actualidad.

Empezando por los trabajadores móviles, resaltan que sus planes están sometidos enteramente a los proyectos y viajes de trabajo. Tienen poco poder para gestionar su agenda, que depende casi en exclusiva del cliente. Y aunque intentan planificar su trabajo como desean, muchas veces deben adaptarse a las circunstancias (debido a que viajan con frecuencia, su planificación debe adaptarse a la disponibilidad horaria del transporte).

Ello hace que les resulte complicado contar con rutinas de ocio programadas. Del mismo modo, también reseñan que les es difícil integrarse en la vida social del lugar de residencia, ya que esa movilidad impide adaptarse al ritmo de vida habitual de las personas de su entorno.

Eso también repercute en las relaciones familiares, ya que debido a las constantes ausencias del hogar se generan tensiones con la pareja provocadas por esos periodos de separación que se producen con frecuencia. Todos esos factores llevan a que el profesional acabe siendo absorbido por su vida profesional, y su vida socio-familiar se tenga que adaptar a las limitaciones existentes. Se trata de un modelo de trabajo que puede conllevar sus ventajas para las personas más independientes y que no tengan demasiados lazos que les liguen a un lugar determinado, pero no para los que buscan una estabilidad familiar.

Cuando nos centramos en los empleados que trabajan a tiempo completo desde sus casas, se destaca, sobre todo entre los que tienen hijos, que existe una mejor conciliación con la vida familiar. La flexibilidad de trabajar en casa permite adaptarse mejor a las necesidades de los niños, y se prioriza mucho más la vida familiar que la laboral. Así mismo, reportan que el hecho de trabajar en casa a veces puede generar desencuentros familiares, ya que no son capaces de entender que hay momentos en los que a pesar de estar en casa debe centrarse en el trabajo. Se interpreta como una desatención a la familia en lugar de una obligación. Así mismo, ese refuerzo de la vida familiar implica que existe una disminución de las relaciones sociales, lazos que se establecen fundamentalmente durante el periodo de trabajo. Así, las relaciones que se establecen resultan más superficiales y es menos habitual que se generen nuevas amistades.

Si el trabajo a tiempo completo trae algunas ventajas, el que parece generar más satisfacciones es el que alterna trabajo desde casa con el de oficina. La mayoría destacan una mayor flexibilidad para planificar sus actividades de ocio, un mayor tiempo que se gana gracias al hecho de no tener que desplazarse a diario (algo extrapolable a los que trabajan a distancia a tiempo completo), una mayor autonomía, menos estrés y fatiga, y en general una mejor calidad de vida fruto de una mejor organización del trabajo. Además el hecho de acudir a la oficina una o dos veces a la semana ayuda a no perder el vínculo social con el resto de compañeros de trabajo.

Teniendo en cuenta que el teletrabajo es un modelo laboral que se está implantando muy poco a poco, parece que el modelo mixto puede ser el más ventajoso, desde el momento en que no se pierde esa parte integradora que a veces ejerce la empresa, que no es solo un lugar de trabajo sino también un espacio de interacción social. Ese modelo permite además proporcionar algo más de flexibilidad y autonomía al trabajador sin perder parte de la esencia de funcionamiento de las organizaciones tradicionales. Sigue habiendo una gestión de base que se da desde la sede, pero se desplaza al modelo de teletrabajo aquella parte para la que no es necesario contar con un equipo disponible en un mismo espacio.

Si una empresa tiene miedo a dejar paso al teletrabajo puede plantearse la posibilidad de implantar un sistema que incluya trabajo presencial y no presencial, y que le permitirá graduar el peso de uno u otro en función de las necesidades. Es de esperar que a medida que el peso del teletrabajo crezca, este modelo mixto acabe por extinguirse, pero a día de hoy parece ser uno de los más válidos para adaptarse los nuevos tiempos y, además, el más satisfactorio para los empleados, siempre teniendo en cuenta que para cada sector y trabajo existen unas necesidades diferentes.

Y tú ¿Qué modelo preferirías?

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