Chicos, voy a contaros una historia increíble. La historia de cómo empecé a descargarme música de internet. Entrado el año 2.000 empezaron a aparecer servicios que marcarían una época, como MSN Messenger, probablemente uno de los grandes precedentes de las redes sociales, o la primera gran red de P2P de intercambio: Napster.
Hasta ese momento, la única posibilidad de acceder a la música sin pagar las abusivas cantidades que te pedían por un CD que las más de las veces resultaba decepcionante era contar con una grabadora en tu PC que te permitía copiar CD’s de otros amigos. No había en internet nada similar a Spotify, Deezer o siquiera Youtube.
Sin embargo, un buen día Napster empezó a estar en boca de las discográficas: al parecer a través de dicho programa se podía acceder a millones de canciones de manera sencilla, utilizando un buscador que te filtraba todos aquellos usuarios que ponían a tu disposición la canción correspondiente. Bastaba con un doble click y la música empezaba a descargarse.
Dado que la velocidad de las conexiones en aquellos tiempos no era excesiva, no era extraño tener que esperar cerca de una hora para poder descargar una canción, pero cuando la barra llegaba al 100% y podías escucharla era una explosión de júbilo. La escuchabas una vez, y otra, y otra, y así hasta el infinito. No podías contar con una biblioteca musical ilimitada, pero no por ello tenía menos valor. El hecho de que cada canción requiriera de bastante tiempo para poder ser descargada hacía que fuera aún más apreciado.
Napster alcanzó un pico de más de 26 millones de usuarios en 2001, cuando se ordenó su cierre para prevenir la violación de derechos de autor. La presión de las discográficas, que presentaban una visión apocalíptica de la música si se permitía la existencia de estas plataformas, tuvo su efecto…nefasto para ellas.
Porque lejos de evitar que este tipo de plataformas desaparecieran, emergieron como setas réplicas que ofrecían el mismo tipo de servicios, y todos los usuarios simplemente migramos a otros espacios donde descargar música libremente: Emule, Kazaa, Ares, eDonkey…
Se decía por activa y por pasiva que estos servicios matarían a la música, pero 15 años después es difícil creerse la amenaza. La gente escucha más música que nunca, aparecen muchos más artistas y grupos emergentes, y la variedad de géneros musicales que nos encontramos es abismal. Muchos descubrimos que la música que se escuchaba en las radios obedecía a los intereses de unos pocos, y que más allá de eso había todo un mundo de grupos alternativos que hasta ese momento permanecían ocultos.
Fue uno de los primeros pasos hacia la democratización de la música, y hoy, que estaba un tanto nostálgico, he querido rendirle homenaje a lo que resultó a todas luces una revolución en el modo en que se accedía a la música. Y lo he hecho recopilando en una playlist algunos de los temazos que me descargué durante esos años.