Estamos apenas a un mes vista del Rock’n Roll Maratón Madrid. Llevamos ya prácticamente tres meses de preparación con más de 400 kilómetros a nuestras espaldas. Se puede decir que nos lo hemos tomado muy en serio, y hemos conseguido cumplir con creces con cada uno de los objetivos planificados, incluso con resultados muy superiores a las expectativas iniciales. A pesar de que en los últimos años siempre he procurado practicar deporte con la mayor regularidad posible, nunca había alcanzado un estado de forma como el que tengo ahora. Y eso sin duda me hace sentirme fuerte y confiado con mis capacidades físicas.
Durante estos meses, por si los entrenamientos no fueran suficientemente duros por sí solos, he procurado no perder la ocasión de jugar siempre un par de pachangas futboleras cada semana, incluso aunque estas coincidieran con un día de entrenamiento. Aunque disfruto mucho de correr, no puedo negar que no hay deporte que me apasione más que el fútbol, así que no concebía la idea de dejar de lado esos partidillos a pesar de tener que prepararme para la maratón.
Os cuento esto porque hace unos días, en un choque fortuito me llevé un golpe en el muslo, al que en un principio no di la mayor importancia, pero que me ha estado dando la lata durante un par de días. Sobretodo el día después del golpe, viendo que el dolor no remitía, mi preocupación era que realmente fuera algo más grave, lo que afectaría directamente la preparación de la maratón. Afortunadamente, tras tres días de reposo hoy he podido salir a correr sin ningún problema y el golpe ha quedado solo en eso.
Ese pequeño incidente en el camino me hizo tomar conciencia de algunas cosas.
En primer lugar, que por muy en forma y muy fuerte que me sienta ahora mismo el cuerpo es muy frágil. Incluso manteniendo la forma y practicando deporte regularmente, en cualquier momento y sin avisar te puedes romper. Cuando creemos que no tenemos límites, el cuerpo te pone con los pies sobre tierra a través del dolor.
En segundo lugar, tomé también conciencia de lo que puede llegar a suponer una lesión para cualquier deportista de élite. Si en mi caso, que tan solo me estoy preparando para correr una maratón, la posibilidad de padecer una lesión me generaba pánico, creo que la fortaleza que debe tener un deportista que padece una lesión de larga duración es digna de admirar. Estar incapacitado para realizar algo a lo que dedicas gran parte de tu tiempo requiere de un ejercicio mental considerable, y no quiero pensar lo que debe ser tener que retirarte como profesional por culpa de una lesión.
Y en tercer y último lugar, me di cuenta de que correr esta primera maratón es para mí mucho más importante de lo que pensaba. No sé si por el tiempo que llevamos detrás preparándolo o por tratarse de una experiencia completamente nueva, está claro que se ha convertido en algo más que una simple meta. Lo aprendido durante todo el proceso está valiendo la pena, y espero que siga siendo así hasta el día de la carrera.
Ante todo, espero no tener, en lo que resta de tiempo, más sustos por el camino.