Oscuro Claro

Últimamente tengo la sensación de encontrarme con cada vez más nuevos gurús que salen a la palestra con su batallón de tópicos de motivación, tópicos con los que pretenden mostrar al mundo que existe una fórmula muy sencilla para que puedas cumplir con todos tus sueños. No importa en absoluto que estas afirmaciones sean carentes de sentido, falsas o contradictorias unas con otras mientras se las consiga revestir de tal modo que suenen contundentes y certeras. En este sentido, se cala en el receptor no tanto a través de los argumentos, sino consiguiendo conectar con él emocionalmente. Eso significa que no se ha llevado  a cabo ahí una demostración razonada de que lo que dicen es cierto sino que más bien convencen al otro del mismo modo que lo hace un cura: a través de la fe. Para ello, además, no dudan en recurrir, igual que las religiones escritas acuden a sus textos sagrados, a la evocación de personajes históricos que son objeto de admiración generalizada para ejemplificar que lo que dicen es el camino a seguir. Anécdotas que, en ocasiones, son de dudosa veracidad por cierto.

Este fenómeno se ve arropado siempre de constantes aplicaciones del deporte a la vida cotidiana, que si bien pueden resultar en algunas ocasiones funcionales, no reflejan la complejidad con la que uno debe moverse para cumplir un objetivo dentro de un marco social donde intervienen muchos más agentes fuera de control. Es decir, cuando me preparo para cumplir el “sueño” de terminar una carrera, los factores a controlar son eminentemente individuales. Eso significa que una buena preparación previa aumentará las probabilidades de llevar a cabo el objetivo. A ello sumamos que existe una meta fácilmente identificable.

Pero intentemos aplicar el tópico de los sueños a aspectos políticos como, por ejemplo, la lucha contra la desigualdad social. Nos encontramos, en primer lugar, con que no es fácil identificar una meta concreta con la que poder decir “ya está, ahora sí, hemos cumplido con el objetivo”. Y a ello se suma que, en el caso en que vislumbremos el camino para solventar esas desigualdades, es tal la cantidad de agentes intervinientes que encontramos, que la acción del individuo en la consecución de ese sueño será casi irrelevante si lo observamos desde una perspectiva general y no particular.

Considero entonces que lo que se vende no es del todo certero, en tanto los únicos sueños a los que son capaces de aplicarse los métodos topicacionales se remiten a cuestiones que resultan factibles de hecho, de las que se pueden conocer y controlar las posibilidades, y donde resulta sencillo identificar metas. Son capaces de intervenir en lo relacionado con cuestiones más emocionales, y siempre desde un plano muy individual. Son aplicables tan solo a pequeños sueños, y intervienen en el terreno del cambio de actitud de una persona.

Un enfermo de cáncer terminal no va a escapar a su muerte por mucho que sueñe con sobrevivir, y decir lo contrario sería considerar que la gente muere porque no desea vivir. Por mucho que soñemos, los seres humanos somos capaces de intervenir en una pequeñísima parte de los factores que mueven el mundo. Estamos plagados de condicionantes a nuestro alrededor, y por mucho que nos empeñemos en que todo es posible si lo deseamos con fuerza, me parece que es de una ceguera considerable no darse cuenta que existen problemas que son casi irresolubles.

Fotografía de Shravya Kag
Fotografía de Shravya Kag

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Post Relacionados
Suscríbete ahora y recibe el ebook Nadie Debería Trabajar Jamás gratis
¡Lo quiero!
Total
0
Share