Dentro de una empresa hemos observado hasta ahora diferentes tipos de comportamientos antisociales, algunos calificables como delictivos y otros que son simplemente conductas que producen un perjuicio a la organización, pero que no podrían calificarse como tales.
Entre estos comportamientos se puede distinguir entre los comportamientos criminales propios de los empleados, y los que se producen entre los directivos, que por razón del cargo que ocupan tienen unos rasgos ligeramente diferentes.
Núria Pastor (2006) divide las causas de la criminalidad entre los directivos en tres tipos, partiendo de lo expuesto por Bussmann, England y Hienzsch (2004):
- Las que tienen como origen la estructura empresarial. Partiendo de una noción basada en la teoría de las oportunidades delictivas, las empresas donde exista una falta de control suficiente sobre aquellos cargos que ostentan mayor poder posibilita que se pueda abusar del mismo. Si bien es importante generar un clima de confianza dentro de una empresa, no se debe olvidar que los mecanismos de supervisión deben estar presentes incluso cuanto mayor rango tenga el puesto. Como vimos hace poco cuando revisamos un caso de directivo con rasgos psicopáticos, el daño que pueden generar en muy poco tiempo es tal que puede terminar por destruir el prestigio de una empresa y llevarla a la ruina.
- La segunda causa mencionada estriba en el clima de anonimato dentro de una empresa. Cuando nos encontramos ante organizaciones de gran tamaño, donde muchas veces las decisiones empresariales que llegan a una sede se difuminan y despersonifican (igual que en la película de Lars Von Trier «El jefe de todo esto»). Eso lleva a que la identificación del directivo con la empresa se reduzca, y la ausencia de apego a la compañía le lleve a no tener conciencia de estar haciendo daño a alguien en concreto. Hay que tener en cuenta que la propia dinámica empresarial fomenta este tipo de actitudes, donde como indica Pastor «la misma economía ha nutrido un modelo de darwinismo social en el que los valores de la solidaridad y la consideración con los demás brillan por su ausencia y en el que el modo de actuación que se fomenta es egoísta, pues se rige por la búsqueda exclusiva del propio interés». Esto es algo que hemos observado, por ejemplo, cuando hablamos de las tipologías de acoso laboral estructural.
- El perfil del propio individuo. Evidentemente, los factores y valores intrínsecos de la propia persona deben estar siempre presentes dentro del fenómeno. Si bien este tipo de conductas no son posibles sin los aspectos anteriormente mencionados, sí que se pueden llegar a entrever una serie de rasgos distintivos en la delincuencia en el ámbito directivo, directamente relacionados con la tríada oscura de la personalidad (Manipuladores, con tendencia a abusar de los demás, focalizando siempre las acciones hacia su propio interés…).
Si bien pueden ser consideradas como las principales causas de este tipo de conductas, no necesariamente son las únicas ¿Se os ocurren otras que también puedan complementar a las anteriores?