Oscuro Claro

Hablar de estrés y trabajo se ha convertido casi en una y la misma cosa. El currante relajado parece encontrarse en peligro de extinción, y se idolatra a aquél que es capaz de realizar treinta tareas a la vez y trabaja horas de manera voluntaria. Da igual que eso le pueda generar una infinidad de efectos secundarios, como disparar el riesgo de sufrir un ataque al corazón, provocar trastornos en el sueño, sufrir diferentes efectos psicosomáticos, que provoque la caída del pelo, que pueda provocarte problemas de espalda e incluso que llegue a afectar a la calidad de tu semen.

Cabe plantearse hasta qué punto las empresas se plantean cuánto afecta no calibrar bien las consecuencias que puede conllevar someter a sus trabajadores a condiciones de trabajo que generen estrés. No debemos ignorar que los efectos psicosomáticos del estrés laboral derivan en un mayor absentismo en el trabajo, que los trastornos en el sueño afectan en el rendimiento de las personas sobremanera, y que los problemas físicos derivados pueden provocar la pérdida del trabajador durante un tiempo prolongado.

Pero en esto no solo tiene una importante responsabilidad la empresa, sino también el mismo trabajador que se somete a condiciones laborales que no son adecuadas. Este debe tomar conciencia de lo que conlleva aceptar ciertas condiciones laborales, lo que implica no atreverse a levantar la voz para denunciar situaciones que no deberían permitirse. Precisamente deben tomar conciencia de que naturalizar el estrés laboral puede provocar efectos muy dañinos e irreversibles sobre su propia salud. Perder un trabajo puede ser grave, pero no más grave que acrecentar el riesgo de perder la vida.

Son muchos los consejos que se suelen dar para combatir el estrés laboral: que si debes realizar algún tipo de actividad física, que si es importante realizar algunos ejercicios de relajación, que si has de intentar mantener una buena dieta (este último se utiliza como comodín para la prevención de toda clase de problemas, incluso para solventar guerras. Me imagino a Mariló Montero diciendo algo así como “Amigas, una dieta equilibrada y baja en calorías puede ser fundamental para sufrir un menor riesgo de ser violadas”). Sin embargo, la clave para paliar ese estrés está fundamentalmente en el trabajo. Por muchas acciones secundarias que realicemos para aminorar el daño, si este persiste en nuestro día a día poco o nada habremos solucionado. Tanto empresarios como trabajadores deben implicarse en la búsqueda de las mejores condiciones laborales de cara a aminorar ese estrés, y que esta se produzca tan solo en momentos determinados y no se cronifique a lo largo del tiempo.

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Fotografía de Anri Mekvabidze

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