Durante el día de ayer leí un artículo en el que supuestamente desmontaban a uno de los emprendedores referencia en España: Pau García-Milà. Creo que a parte de seguir emprendiendo, también se le puede considerar un empresario en toda regla, pero le dejaremos con la definición por la que es eminentemente conocido.
El artículo mencionado me llamó la atención por lo que prometía. Sin embargo, a veces prometer demasiado acaba llevándote a cierta decepción. En pocas palabras, el artículo, que al principio parecía empezar bien, acaba dando a entender que Pau ha fracasado con todas sus empresas y que por ende es un vendedor de humo, de los buenos eso sí.
Sin ser ningún Paulieber (si tengo referentes en la vida estos suelen ser más filosóficos y rara vez contemporáneos) ni coincidir con algunas de sus posturas, me parece que tachar de fracaso a una start-up como Eye-OS, que dirigió entre 2005 y 2014 hasta que fue absorbida por Telefónica, es un absoluto sinsentido. Del mismo modo, tampoco se le puede tachar de vende-humo cuando a posteriori hemos visto que otros gigantes tecnológicos han reproducido sistemas similares.
Como el propio Pau ya replicó el artículo, no me extenderé en más argumentaciones que desmonten al desmontador.
Partiré de la base de que me he creído lo que me decían en el artículo, que realmente Pau ha fracasado con sus empresas. ¿Significa esto que sea un fraude y un vendedor de humo? Por lo menos para mí no. Se le podría considerar un fraude en el caso de que la intencionalidad con sus proyectos no fuera otra que colar un producto y/o servicio en el que no cree. Pero creo que a un chaval de apenas 28 años que ha intentado sacar iniciativas adelante creyendo plenamente en ellas no se le puede tachar de vendedor de humo, más cuando lo raro es precisamente que una start-up acabe triunfando.
Por supuesto se puede haber aprovechado de su gran capacidad comunicativa tanto para poder vender mejor sus servicios como para aumentar su reputación profesional, pero es que sería una idiotez haber hecho lo contrario. Vender un producto implica necesariamente saber comunicarlo, así que ese punto a favor que tiene lo ha sabido exprimir al máximo, bien por él.
Que desde los medios se le haya catapultado como un referente o gurú del emprendimiento no es tanto cosa suya como de los que se han obcecado en hacer de él un mito dentro del ecosistema empresarial (algo en lo que sí coincido con la autora del artículo, ya que se desprende cierta denuncia al ecosistema mencionado, pero comete el error de personalizar esa crítica en una sola figura). En todo caso, lo que quizá sí deba criticarse es que la propia sociedad se nutra en todos los campos de la vida a base de ídolos, en lugar de ponernos todos al mismo nivel. Pero eso no es problema de Pau, es problema de todos.
Y por si quedara alguna duda: valoro mucho más al que es capaz de perder una y mil veces que al que no se atreve siquiera a caer derrotado.
