¿Por qué se apela ahora a la unión de España desde algunos medios de comunicación y partidos políticos? ¿A la solidaridad? ¿Cuántos años llevamos siendo educados bajo el capital, la competitividad y el egoísmo? ¿Cómo esperar la unión y el consenso en tiempos de crisis? ¿En todo caso, ante situaciones de supervivencia no cabe esperar más que el efecto contrario, es decir, una mayor competitividad y egoísmo ante la falta de puestos de trabajo y liquidez en las famílias españolas? ¿Una mayor lucha entre unos y otros trabajadores por obtener cuatro duros para comprar el pan?
¿Cómo esperar la colaboración ciudadana y el sacrificio con medidas políticas tan injustas como la amnistía fiscal o la subida de sueldos de los políticos en un 25%? ¿Y el hecho de que el estado no lleve a cabo modificación alguna en el modelo socioeconómico? ¿Si seguiremos obedeciendo los mismos patrones financieros, qué nos tendría que llevar a cambiar nuestra forma de actuar? ¿Si somos coherentes con el sistema político que nos ha llevado hasta aquí (y que nos ha hecho estar, en ciertas épocas, francamente bien) no deberíamos continuar en él hasta que se produzca el colapso absoluto, que aún no ha llegado? ¿Si es el egoísmo el que conduce la economía, es lógico que lo exprimamos hasta que no quede ni gota no? ¿Para qué preocuparnos entonces en si el estado quebrará, en si hay que apelar a la unión o no, en si debemos sacrificarnos, si sabemos que más temprano que tarde deberemos enfrentarnos a un cambio real, que llegará cuando uno de los dos partidos políticos mayoritarios abdique ante la imposibilidad de sostener al sistema, y nos demos cuenta que Merkel tampoco vendrá a rescatarnos? ¿Llegará antes de 2015 o esperaremos a las elecciones? ¿Qué diremos cuando las tasas de paro en 2013 superen el 30% sin síntomas de mejora? ¿Reconoceremos nuestros errores? ¿Continuaremos lanzando quejas al aire? ¿Acogeremos de una vez por todas nuestra responsabilidad como personas que somos y renegaremos de los sistemas paternalistas? ¿Tomaremos de una vez el timón de nuestras vidas, que hemos relegado por comodidad durante décadas? ¿Alzaremos de una vez la voz contra el secretismo en política? ¿Asumiremos nuestro grado de culpa en todo esto? ¿Optaremos por hacer el hara-kiri? ¿Volverá la esperanza del 15M ante la posibilidad de construir algo diferente? ¿Quedará como algo anecdótico? ¿Continuaremos contando con los mismos actores políticos? ¿Dejaremos de una vez por todas de hablar de la absurda diferencia entre derechas y izquierdas, desaparecida hace ya mucho tiempo? ¿Será el momento de destruir las hegemonías históricas? ¿Diremos adios a la Casa Real? ¿Qué haremos con la Iglesia? ¿Aumentará la fe en tiempos de crisis? ¿Empezaremos a creer de una vez en nosotros mismos? ¿En la fuerza que tenemos para cambiar las cosas cuando queremos?
¿Cuántas muertes violentas habrá como resultado de las manifestaciones que se lleven a cabo durante los próximos años? ¿Cuántos ojos perdidos? ¿Cuántas pelotas de goma disparadas? ¿Nos daremos cuenta a tiempo del peligro de endurecer los métodos represivos? ¿Los apoyaremos ante la lucha contra los perroflautas-anarco-sindicalistas-violentos de extremísima izquierda? ¿Cuántas cámaras invadirán nuestras calles apelando a la seguridad ciudadana?
Oscuro
Claro