Oscuro Claro

Uno de los conceptos de la conferencia de ayer de Javier Celaya que me quedó grabado fue el de «experiencias de lectura». Dicho concepto fue utilizado en varias ocasiones para expresar que los nuevos marcos que se establecerían en sustitución del formato papel no tenían necesariamente que perder calidad en la lectura y en la huella que pueda dejarnos una obra. 

Una de las réplicas reaccionarias a la implantación de la lectura digital estriba en el elemento fetichista del libro en papel. El olor, el pasar de las páginas, el ver como envejece y se amarillea con los años, la simple observación de la obra en el estante del salón…aspectos todos ellos relacionados con la experiencia de lectura que adquirimos, y que va más allá de la lectura en su sentido más puro. Manoseamos la obra buscando recovecos ella que nos hagan sentir al autor más cerca. 

Así, se da a entender que con la implantación del formato digital todos estos elementos se pierden. Sin embargo, como comentó el señor Celaya, estos rasgos fetiche incorporados a la lectura también se dan y darán con nuestros E-Readers, Tablets o dispositivos de lectura que acabemos utilizando. 

Todo ello me hizo recordar un vídeo que vi hace poco (vía Suelto, inspiración para el cambio) sobre un niño peruano, Abel, hablando maravillas de su Laptop. He conseguido rescatar el vídeo de Youtube, donde se puede ver, en su rostro y en el contacto que tiene con su portatil (casi abrazándolo) hasta que nivel aprecia el objeto más allá de ser una herramienta tecnológica. Sirva ello para reflejar que, aunque parezca difícil de creer, las nuevas experiencias de lectura son tanto o más completas en el ámbito digital que en el del papel.

http://www.youtube.com/watch?v=JnKhVajQ6rw 

 

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