En muchas ocasiones he hablado de la necesidad de exponerte profesionalmente en la red, tanto a través de un blog como con las redes sociales. Las ventajas que ello conlleva son múltiples, y las oportunidades que se generan gracias a ello no tardan en llegar siempre que haya constancia. Sin embargo, de lo que no se suele hablar es de los problemas que pueden derivarse una vez te hayas hecho un hueco y se te empiece a conocer.
En este sentido, resulta interesante el post publicado hace unos días por Marketing de Guerrilla, en el cual hace mención a los problemas que le puede generar a alguien crearse una marca personal, entre los que menciona el aumento de la presión cuando lanzas nuevas iniciativas (se te exige más), la mayor vigilancia de los demás en búsqueda de cosas que puedan copiar, o la crítica ya sea tanto por tus fracasos como por tus éxitos.
Eso significará que por mucho que hayas hecho hasta el momento y por muy buena voluntad que tengas con tu propósito de compartir tu saber con los demás, siempre deberás aceptar que habrá una parte del feedback que recibas que podría calificarse como meramente destructivo. Éste se diferencia de la crítica constructiva en que el único fin con el que se lleva a cabo es el de dañar tu imagen. Por ello es importante darle a este tipo de comentarios el valor que merecen, y no obsesionarse demasiado con ellos. Hay que entender que muchos de estos comentarios se hacen en ocasiones desde la visceralidad del momento, con poca reflexión previa o porque se han ofendido con algo de lo que has dicho. En mi caso, teniendo en cuenta que muchas veces opto por la provocación para exponer mis opiniones, soy consciente de que lo raro es que este tipo de reacciones no se produzcan. No quiere decir que desee encontrarme con comentarios desagradables, pero entiendo que se den.
Pero es importante que desde la posición del autor haya conciencia de que incluso aunque no haya intención alguna de ofender a nadie, habrá gente que se dé por aludida y/o le siente mal algo de lo que dices. Creo que se le debe dar la misma importancia que a las disputas verbales que a veces se pueden dar en mitad de un partido de fútbol.
A la vez, que te encuentres con más críticas constructivas y con más exigencia por parte de los demás debe ser visto siempre con buenos ojos, ya que no significa que estés haciendo las cosas mal, sino que como las has hecho bien hasta ese momento saben que puedes aportar más.
Del mismo modo, es importante también ser capaz de liberarse de cualquier expectativa externa, pues ello puede llevarte a caminos que no son realmente los que deseas, sino los que espera la gente de ti. Que haya gente que valore lo que hace y que tenga muy en cuenta tus pasos no significa que debas estar siempre en primera línea de batalla. La mayor responsabilidad que tienes debe ser siempre contigo mismo.
Finalmente, creo que no hay que tener miedo a esa vigilancia por parte de otros. Que te quieran copiar es precisamente una muy buena señal de que algo interesante debes estar haciendo. Sí es importante no confundir la transparencia y la transferencia de conocimiento con contarlo absolutamente todo. Sobre todo cuando se tocan aspectos profesionales es necesario mantener cautela con lo que se dice, aunque sin necesidad de ocultar nada. Hay que pensar que esa exposición profesional es la que te ha dado frutos, así que sería feo optar por el silencio por miedo a que te roben una idea. Al fin y al cabo, llevas años nutriéndote y viviendo muy bien gracias a las ideas que se les ocurrieron a otros.
En definitiva, los problemas de esa exposición son mitigables siempre que se les dé la importancia que merecen y se manejen desde la comprensión del fenómeno del seguimiento y la interacción en la red.