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Debo decir que mi conversión al libro digital viene siendo un hecho desde hace un tiempo, hasta el punto de no recordar cual fue el último libro en formato impreso que adquirí. Mi Kindle ha conseguido sustituir plenamente todas las sensaciones que podía producir un libro en papel, incluidas cosas tan inesperadas como el tacto del dispositivo (sí, yo acaricio a mi Kindle). Sin embargo, tengo un serio problema a la hora de obtener los contenidos que más me interesan: los criminológicos.
Para que os hagáis una idea de las dificultades con las que uno se encuentra, un ejemplo práctico sobre cual es la cruda realidad. Si entráis en la tienda Amazon y buscáis libros para Kindle bajo la palabra clave “criminología”, encontraréis un total de 109 resultados, cifra que podría no estar mal, pero igualmente escasa. Lo peor de todo es que de esas 109 publicaciones, la mayor parte, 73, se encuentran en italiano. Es decir, que publicaciones en castellano tan solo encontramos 36. Y más triste aún: de esas 36 publicaciones, siete pertenecen a Criminología y Justicia y 5 a Biblioteca del Crimen. Total, ⅓ parte de los libros publicados proceden de dos editores. Algunos diréis que debería sacar pecho por encontrarse CyJ dentro de ese grupo, sin embargo lo triste es que siendo una publicación con poco más de año y medio de vida seamos los que más presencia tenemos en la que es a todas luces la tienda más importante de venta de libros (sean físicos o digitales). ¿Dónde están el resto? La verdad, lo ignoro. Pero si queremos que la criminología tenga presencia y empiece a ser reconocida en nuestra sociedad, debemos conocer a fondo cuáles son los mejores mecanismos para la difusión de la disciplina. La tienda Kindle es uno de esos muchos elementos que puede servirnos para tener impacto en la red, y por ahora está altamente desaprovechado por nuestra parte. Hagamos un esfuerzo por conocer mejor las TIC, y los resultados llegarán.