El día de ayer asistí a la proyección-tertulia del documental Living in Emergency: Stories of Doctors Without Barriers en Cine Ciutat, un largometraje que presenta el admirable trabajo llevado a cabo por diferentes médicos de Médicos Sin Fronteras en espacios hostiles de guerra de Liberia de Congo. El documental, dirigido por Mark Hopkins, muestra con toda la crudeza que requiere un film de este tipo las dificultades y el agotamiento físico y mental que deben sufrir estos médicos en el cumplimiento de su cometido. El médico trabaja prácticamente las 24 horas del día los 7 días de la semana, debiendo mantener la compostura y manejando el estrés laboral como buenamente pueda en unas condiciones que resultan extremas.
Una de las dudas que se puede plantear es si, en condiciones tan hostiles y con la falta de medios con la que cuentan no solo los médicos sino el resto de miembros del equipo de Médicos Sin Fronteras, es posible hablar de medidas mínimas que favorezcan un clima laboral óptimo en la misma. Creo que, más que hablar de clima laboral, en este caso lo que sí puede ser reseñable es la existencia de un clima de seguridad, que es el que permite que, dentro de un ambiente de guerra, el médico pueda centrarse en su trabajo sin tener que preocuparse demasiado de su alrededor. Es por ese motivo por el que Médicos Sin Fronteras da máxima prioridad a la seguridad de la persona, adoptando medidas de seguridad y utilizando protocolos estrictos que prevengan la violencia sobre alguno de los miembros voluntarios.
Tal es así que, a pesar del reciente ataque a un hospital de Médicos Sin Fronteras en Kunduz, Afganistán, donde murieron más de 20 personas, no es habitual que se den situaciones como la vivida. Curiosamente, este ataque, que habría que ver si debe calificarse como crimen de guerra, procede de occidente, pero por norma general se les debe respeto por una sencilla razón: el carácter imparcial de sus actuaciones (atienden a todo el mundo en una situación de conflicto, sea del bando que sea).
Desde aquí os invito a que os sentéis y veáis con atención este completo documental para haceros una idea de la situación. Quizá de ese modo nos demos cuenta de que muchos de los problemas occidentales son nimiedades comparado con las situaciones que deben vivir muchas más personas de las que nos pensamos.
No apto para personas sensibles.