Aunque ya con los ánimos más calmados por la polémica generada esta semana en torno a la Universidad Camilo José Cela, no podía dejar de apuntar algunos comentarios añadidos para entender un poco mejor las razones del embrollo en el que se han metido ellos solos.
Sin duda uno de los motivos que ha generado una mayor crítica ha sido el hecho de que se quiera implantar este grado sin tener en cuenta la opinión de asociaciones de criminología y criminólogos. Sin embargo, no es difícil comprender esa decisión cuando han sido los únicos que se han saltado a la torera la moratoria de la conferencia de rectores españoles, que pedía a todas las universidades que “no se comience la tramitación de propuestas hasta septiembre de 2016”. Así, el aplazamiento significa que las universidades empezarán a impartir grados en 3 años, como pronto, a partir de 2017. En total fueron 57 votos a favor de esta moratoria, 5 abstenciones, y la negativa de la UCJC a cumplir con una decisión ampliamente apoyada.
Queda latente entonces que la predisposición de esta universidad resulta cuanto menos poco dialogante por mucho comunicado oficial que haga al respecto, más encaminado a apaciguar los ánimos que a escuchar propuestas. Sea como fuere, no se explica demasiado que hayan tomado esta decisión de forma unilateral y con tanta urgencia, más que el orgullo de ser los primeros.
Otro de los aspectos que más se ha criticado es que ello provocará un incremento del coste de la formación para el alumnado al inducirle a tener que cursar formación de postgrado. En este sentido, las palabras del rector de la universidad Eduardo Nolla ya dejan entrever que ese es realmente el objetivo, cuando habla de las ventajas que tendrá para el estudiante la reducción del grado en un año: “Lo que gana el alumno es un grado de tipo generalista que se complementa después con un postgrado…o no”.
Curiosamente, en el caso de que un estudiante de la UCJC se decidiera a cursar por el ejemplo su “Máster Universitario en Investigación Criminal: Criminalística” (dejaremos para otro día el debate de si este máster puede considerarse propiamente criminológico) para complementar el grado de 3 años en criminología, el precio total no sería muy superior al que se tiene que pagar en el caso de estudiar el grado de criminología en 4 años (siempre que el precio del crédito sea el mismo tras la implantación del nuevo grado). Actualmente, el estudiante de criminología debe pagar 38700 euros por estudiar el grado en esta universidad, cantidad que se vería reducida a 29150 euros en el caso de llevar a cabo dicha reducción. La matrícula oficial del máster (de dos años de duración) es de 11200 euros, por lo que por 1.650 euros más obtendrían grado+máster. Aunque sigue siendo una cantidad elevada, no lo es tanto teniendo en cuenta que el coste de matrícula de esta universidad es considerable, y que el alumnado tendría un máster oficial en su haber. Por otra parte, esta universidad conseguirá invalidar este argumento desde el momento en que implante algún máster de un año.
En cualquier caso, hay pequeños detalles que dan muestra de que algo no acaba funcionar del todo en esta universidad. Con todos los respetos que merece Íker Jiménez en su labor periodística, no me parece que sea precisamente un referente a la hora de opinar sobre la validez de unos estudios de criminología. Sin embargo, así es como se vende el grado en la web:
Si fuera docente de ese centro educativo como mínimo levantaría la voz exigiendo un poco más de rigor. No todo es válido a la hora de vender un producto, y cosas como esta no hacen más que evidenciar que no existe una planificación seria detrás, algo que además de dañar su imagen dificultará en un futuro la inserción profesional de sus alumnos.
En los próximos años, solo aquéllos centros especialmente implicados con sus respectivas comunidades profesionales y que sean capaces de escuchar las críticas y adoptar medidas en torno a ellas serán capaces de mantener su prestigio. En cambio, empresas con una clara actitud unidireccional como la mencionada Camilo José Cela corren el riesgo de acabar cayendo en el pozo. Aún están a tiempo de enmendar el error.
Y para terminar, os dejo un ejemplo de lo que SÍ es saber responer a una crítica.