Oscuro Claro

 

Ayer conocíamos la nueva expansión a nivel global de Coursera: 29 nuevas escuelas, 92 nuevos cursos, 5 lenguas diferents, 4 continentes y 2.7 millones de usuarios.

Todo esto, recordemos, con menos de un año de funcionamiento, y la tendencia al crecimiento de ésta y otras plataformas MOOC no parece conocer todavía sus límites. 

Dentro de esa expansión que mencionamos ya hay una universidad española y otra mexicana, (la Autònoma de Barcelona, en la que estudié en su momento, y la de Monterrey) que se establecen como las primeras que impartirán cursos en español. Ello, unido a la reciente inauguración del espacio  MiríadaX, un portal de cursos online masivos y en abierto que engloba a una cantidad importante de universidades españolas, me hace plantearme cual está siendo el impacto que están teniendo estas plataformas en las universidades a distancia, más cuando plataformas como Coursera ya empiezan a ofrecer servicios que acrediten que los cursos tengan oficialidad de la universidad en cuestión, e incluso han incluido un programa llamado “career services” que permite vincular los cursos que realizas con posibles salidas laborales. 
Como ya comenté en su momento, estos cursos tienen poco o nada que envidiar respecto a los grados o carreras universitarias; es más, el nivel será probablemente muy superior en caso de que nos dé por empezar a establecer comparaciones. Y eso, en un momento en el que lo que empieza a premiar no es tanto el título universitario que poseas como los skills que puedes llegar a adquirir para aplicarlos a la vida diaria, es en ese sentido un punto en contra de la estructura sobre la que se sostiene la universidad a distancia, que sigue los mismos patrones que la presencial.
Sin duda, el modelo de pago de matrícula inicial en las universidades a distancia está destinado a quedar inservible. ¿La razón? La aparición de un competidor de por sí más fuerte, que además ofrece sus servicios de forma gratuita, y con las ventajas que antes comentábamos. Aparte del diferencial de oficialidad y de estructuración como carrera que les distingue sobre las MOOC, en cuanto a calidad no pueden decir nada. Y eso, añadido a que un porcentaje importante de los estudiantes de universidades a distancia realizan unos estudios por puro interés personal y no tanto profesional, está claro que les hace perder cada vez más matriculaciones. Si puedo estudiar aquello que me gusta sin tener que pagar cantidad alguna ¿para qué me iba a molestar en matricularme y desembolsar una importante cantidad de dinero en hacer una carrera?
¿Qué implica todo ello? Que con toda seguridad, las universidades a distancia se verán sometidas a modificar su modelo de negocio por completo, o morirán por el camino. A buen seguro muchas de ellas están trabajando en ello, pero no será hasta que se produzca una importante sangría de migraciones hacia las MOOC cuando realmente veamos verdaderamente hacia donde se dirigirá ese cambio de modelo.
Sea como sea, en esto, a los que nos gusta el conocimiento por el conocimiento, dicha disrupción en la educación solo nos puede traer cosas positivas.

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