Hace ahora poco más de dos años reivindicaba en un artículo el poco protagonismo que teníamos los criminólogos en la red. Consideraba que una de las mejores formas de darnos a conocer era a través de blogs y revistas digitales, y por aquel entonces el panorama resultaba algo desalentador. Era por ello que abogaba por inundar la red de contenidos criminológicos.
Creo que, por suerte, el cuadro de la situación está mejorando considerablemente.
En primer lugar, porque los que ya venían publicando contenidos se han afianzado con fuerza. Como ejemplo, basta ver la evolución de la página de Facebook de Criminología y Criminalística, que ha pasado en dos años de tener poco más de 10.000 seguidores a superar los 110.000 seguidores, o que la revista Tema’s, dirigida por Osvaldo A. Cuello Videla, haya alcanzado la redonda cifra de 30 números publicados desde septiembre de 2010. Del mismo modo, en Criminología y Justicia, donde nos acercamos a nuestro cuarto aniversario, hemos venido experimentando un progresivo aumento de lecturas mensuales, con un 25% más de visitas respecto al mismo periodo del año 2014, y contando entre 15000 y 25000 páginas vistas al mes. A ellas se han sumado otras nuevas publicaciones y blogs enfocados a la divulgación, como el de Sociedad de Conocedores del Crimen o el sensacional Vagos, maleantes, putas e inmigrantes, y que complementan además con otros más específicos como el del Instituto de Psicología Jurídica Científica o el blog sobre detección del engaño de Juan Ángel Anta.
En segundo lugar, porque los que han terminado recientemente los respectivos grados de criminología, así como los que todavía se encuentran estudiando, vienen con ganas de pisar fuerte. El hecho de que muchos de ellos sean directamente nativos digitales ayuda a que naturalicen con mayor facilidad la importancia de darse a conocer a través de la red. Como consecuencia de ello, el perfil de colaborador que se viene incorporando a Criminología y Justicia en los últimos meses ha rebajado considerablemente la media de edad existente. El mejor reflejo de ello es la creación de un blog reciente («Criminología de estar por casa») inaugurado por estudiantes de criminología de la UOC que parte con ganas de hacer mucho ruido.
En tercer lugar, también debe valorarse positivamente que las universidades hayan optado, cada una a su manera, por potenciar contenidos en red. Algunos ejemplos los podemos encontrar en el blog creado por la Universidad Camilo José Cela (que sí, a pesar de los recientes desencuentros, creo que está bastante bien enfocado) o en el podcast Crimen y Justicia de la Universidad Europea de Madrid, donde participan sus propios estudiantes.
Como añadido final, esta tendencia coincide con el entusiasmo que apunta David Buil (ese que algunos creen que es mi hermano pequeño), quien apunta hacia un futuro inmediato en el que la criminología será imparable. Aunque en mi caso soy algo más cauto con esa perspectiva, sí es cierto que empieza a haber cada vez más indicadores de que la cosa al fin está cambiando.
ACTUALIZACIÓN: Por el camino he olvidado (espero que Carlos Pérez Vaquero y Wael Hikal me lo perdonen) a dos revistas que han sido referentes, cada una en su país, en lo que a divulgación se refiere: Quadernos de Criminología y Archivos de Criminología, Criminalística y Seguridad Privada. Curiosamente ambas nacieron en 2008 con la clara finalidad de dar a conocer la criminología a un público más amplio, si bien Archivos ha virado hacia una postura donde prima la calidad científica, como refleja el hecho de que se encuentre en más de 40 indexadores académicos distintos. Sea como fuere, ambas son un precedente directo de lo que ha acabado por venir. Y por lo que parece, no gozan de mala salud precisamente.
