Oscuro Claro

Voy a ser claro porque es viernes y aún tengo que acabar de preparar la maleta para esta entretenida semana que me espera: Maratón de Madrid + I Merendola Criminológica + Jornadas de Criminología Vial + Jornadas de Criminología en UEM.

Estoy hasta la polla (¡lo que ha dicho!) de que se siga culpando de los males de los criminólogos al intrusismo profesional. Y por intrusismo profesional se entiende más o menos esto: todas aquellas personas que, independientemente de la titulación que tengan, se considera que no son “criminólogos puros”. En ese grupo se encuentran desde docentes que a pesar de no tener formación en criminología tienen no pocos años de experiencia en la rama, hasta los denostados que poseen un título propio que no necesariamente es de menos calidad que los grados actuales.

Sea como fuere, hay un especial resquemor sobre aquellos que no son considerados criminólogos puros y se están ganando la vida por diferentes vías, ya sea dentro de la docencia,  en los medios de comunicación o a través de proyectos personales. Se aprovecha la menor ocasión para criticarlos, y se les culpa de los males que sufre el criminólogo en la actualidad. Si no fuera por ellos tendríamos las oportunidades que nos merecemos, suelen decir sacando pecho.

Creo que tomar esa actitud es estar falto de miras. Una cosa es ser críticos con los lobbys de poder que se puedan generar en nuestro campo profesional, que no es algo exclusivo de la criminología sino que lo encontramos en todas las esferas sociales, y otra muy distinta es creer que nuestra situación es responsabilidad absoluta de esos que vemos como intrusos.

Mi posición ante esto es clara: en todo caso, debemos ser más receptivos que críticos y aprender de ellos todo lo posible para ver si nosotros podemos llevar a cabo iniciativas de similares características. Ya lo he dicho en alguna otra ocasión: no me importa de dónde vengas, lo que me interesa en realidad es qué podemos hacer juntos para avanzar en nuestro propósito. Un ejemplo personal que siempre pongo es el origen de Criminología y Justicia: fue gracias a personas de la rama eminentemente jurídica (Virginia Domingo, Carlos Pérez Vaquero, Tomás Montero, Javier Nistal…) que pudo llevarse a cabo.

titulopropio

Me preocupa la falta de solidaridad que existe en torno a los que por ahora cuentan tan solo con títulos propios en criminología. En muchos casos se trata de gente con muy buena predisposición a labrar un próspero futuro para el criminólogos, pero por una u otra razón todavía no pueden adaptarse al grado. Algunos por causas económicas, otros por falta de tiempo, y otros tantos por impedimentos provocados por las propias universidades en las que estudiaron, la mayor parte de ellos cuenta con un motivo justificado para no haberse homologado con el resto. Y sin embargo, lo que se produce es algo que expone muy bien Juan Martín-Rayo (que lo ha experimentado en carne propia): “yo estoy mal, pero tu estas más jodido que yo”. En todo caso, lo ideal sería mostrar el mayor respaldo posible sobre este grupo, y ayudar para que esa adaptación se produjera con la mayor celeridad posible.

Hasta tal punto ha llegado esta búsqueda inútil de enemigos por parte de algunos, que cualquier cosa que uno diga o haga en favor de ellos es percibida como si uno se pasara al bando contrario. Sí, como si hubiera dos bandos claramente diferenciados (estamos muy mal acostumbrados a lo dicotómico: Izquierdas-Derechas, Madrid-Barça…). Dos bandos que yo no percibo como tales. No suelo someter a un tercer grado a alguien con quien intercambio cuestiones en torno a aspectos criminológicos, y me interesa más establecer puntos de concordancia que discrepancias.

Sigamos poniendo la mirada crítica en el lugar equivocado, que mientras tanto nuestros objetivos seguirán acumulándose en una pila.

1 comentario
  1. Como cada día, he leído con atención (y toda la admiración que sabes que te tengo) tu post, con los que suelo estar siempre en completo acuerdo, y esta vez no ha sido diferente. No obstante, creo necesario hacer un breve apunte a todo lo que has comentado, apunte fundamental para entender el conflicto que pones sobre la mesa, y sin el cual no podemos entender absolutamente nada. Hablas de agradecimiento a quienes han defendido históricamente la Criminología y han hecho posible los Grados, a la vez que de solidaridad con quienes no han podido acceder a cursar el Grado. En todos los años que llevo en contacto con criminólogos de toda España no he visto una sola falta de respeto a los académicos que desde otras ramas de las ciencias han hecho posible la creación de los títulos oficiales en Criminología, al contrario, solo he observado merecidas muestras de devoción allá donde van. De la misma forma, tampoco he conocido a nadie que se apusiera a la creación de planes de adaptación del título propio al Grado, al contrario, solo he oído opiniones a favor de crear dichos programas de adaptación para facilitar el acceso a las titulaciones oficiales a la gente que no pudo cursar en Grado o Licenciatura en su momento. El debate, en este caso, nada tiene que ver con lo que planteas, no existen faltas de respeto con los académicos que han hecho esto posible ni falta de solidaridad con los titulados propios en Criminología (al menos hasta donde llega mi experiencia), y esto debe quedar muy claro. En los debates académicos, ambos sabemos que la exactitud de las palabras es muy importante, que no es lo mismo hablar de eficacia que de eficiencia, ni de certeza que de celeridad. Si el debate que planteas es que se debe respetar a los Redondo(s), Garrido(s) y Díez Ripollés(es), y que debemos promover planes de adaptación del Título propio al Grado, nos vas a tener a TODOS en el mismo barco, sin dudarlo un solo segundo.
    Ahora, como he dicho, no hay que mezclar conceptos, y hacer defensa de la profesión no puede llevarse al terreno personal con estas personas. Como colectivo profesional, debemos dejar a los colegios y asociaciones profesionales hacer su trabajo, regulando la profesión y asegurándonos que las instituciones tengan una idea clara de las capacidades competenciales del titulado en Criminología. Regular la profesión significa, en última instancia, definir el perfil profesional de la persona que va a poder desarrollar una determinada tarea competencial. Decir que las competencias del criminólogo solo las tiene el titulado oficial en Criminología no supone en ningún caso una falta de respeto a nadie. ¿Alguien se imagina que un médico que diga que las competencias de los médicos solo las tienen los titulados oficiales en Medicina esté faltando el respeto a alguien? ¿Alguien se imagina que un arquitecto que defienda que solo pueden hacer planos los titulados oficiales en Arquitectura esté faltando el respeto a alguien? ¿Alguien se imagina que un veterinario que diga que solo un titulado oficial en veterinaria puede estar autorizado a operar a un animal esté faltando el respeto a alguien? ¿Alguien se imagina que un Colegio Profesional de psicólogos defiende que solo pueden realizar tratamientos psicológicos los titulados oficiales en Psicología esté faltando el resto a alguien? Nadie se lo imagina. No obstante, en cuando una asociación profesional de criminólogos defiende que solo pueden ejercer la labor del criminólogo los titulados oficiales en Criminología, empiezan a sonar voces que efectivamente hablan de falta de respeto a los titulados propios, a los académicos sin titulación oficial en Criminología, y poco menos que al panadero.
    Damas y caballeros, si queremos ser una profesión, necesitamos Colegios y Asociaciones Profesionales fuertes, necesitamos definir los estudios de la persona que puede ejercer dicha profesión, y necesitamos que sean esos titulados propios y esos académicos no titulados en Criminología los primeros en respetar y entender qué significa un proceso de regulación profesional. Eso, si queremos ser una profesión regulada.
    Sin más, un apasionado seguidor de antitrabajo.com y un gran amigo de su autor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Post Relacionados
Suscríbete ahora y recibe el ebook Nadie Debería Trabajar Jamás gratis
¡Lo quiero!
Total
0
Share