Oscuro Claro

Una vez expuestos los factores de riesgo de suicidio y apuntadas algunas características importantes sobre las competencias de las cárceles locales de Estados Unidos, es el momento de intentar explicar las razones que llevan a que la tasa de suicidios en dichas prisiones triplique la ratio del suicidio en la población global.
Para ello, os presentaré una serie de datos relevantes que nos ayudarán a comprender cuales pueden ser algunos de los factores que provocan esa cifra tan elevada.
A través del informe del que ya os he hablado y del que partimos para intentar comprender las causas de mortalidad en prisión, he podido extraer que la ratio de suicidios en las prisiones locales se situaba en 16 muertes por cada 100.000 presos entre los ya condenados, y entre los preventivos o pendientes de juicio o condena se establecía una cifra mucho más alta: 60 muertes por cada 100.000. Volvamos ahora a la tabla que presentamos en el primer post sobre el suicidio:

Vemos entonces que lo que provoca la diferencia en la tasa de suicidios no es el hecho de encontrarse en una prisión local, sino la situación del penado. La cifra de suicidios entre preventivos es muy superior a la del resto, tanto de la población penitenciaria estatal, como de la población global norteamericana. En cambio, si solo tenemos en cuenta a los condenados de las prisiones locales, la ratio vira en los mismos margenes.
Pero ¿Cómo podríamos explicar dicha cifra? Una explicación consistente sería la de la presión que sufre el preventivo por la posible condena. Recordemos uno de los puntos que expusimos entre los factores de riesgo de suicidio “Acontecimientos vitales estresantes que puedan abocar en un final fatal”. Es evidente que la posible privación de libertad por un tiempo concreto se trataría de uno de esos finales fatales. La posibilidad de entrada en prisión de manera definitiva, a la espera de juicio o condena, se constituye como un acontecimiento vital estresante. Recordemos que las prisiones locales son la primera toma de contacto de la persona con el ámbito penitenciario, y ese primer impacto, que nunca es positivo, unido a las posibles consecuencias, bien pueden provocar síntomas que contribuyen a agravar el riesgo como “los sentimientos de hostilidad, la ansiedad o la desesperanza”.
Esta idea parece corroborarse a través de datos salidos de otro estudio de la Bureau of Justice Statistics, en la que se calcula que un 47,5% de los suicidios se producen en la primera semana de estancia en prisión. De estos, un 15% lo hace el mismo día de su detención, cifra suficientemente significativa como para pensar que las consecuencias de los hechos se hacen insoportables en un primer momento. La cifra de suicidios disminuye proporcionalmente a medida que pasan los días, lo cual implicaría la existencía de una correlación tiempo en prisión-suicidio. El no soportar la presión de ser detenido por un delito, se haya cometido o no, parece ser un factor clave.

Un dato reseñable que contribuye a reforzar un poco más dicha tesis estriba en la media de tiempo de reclusión de aquellos que se acaban suicidando según el tipo de delito cometido. Así, se observa una escala en la que los delincuentes retenidos por delitos más graves (homicidio, violación, secuestro…) aguantan bastante más que aquellos que cometen delitos menores (como delitos contra el órden público). Si los primeros aguantan de media 20 días, los segundos apenas aguantan 3 días. Probablemente ello se deba al mayor impacto que les pueda causar a los segundos la estancia en prisión, ajenos al ámbito penitenciario y sin presentar en su mayor parte episodios delictivos graves. En cambio, los primeros se sitúen en un grupo que, por el especial perfil violento en que se encuentran, asimilan con mayor facilidad esa retención. Podéis verlo en la tabla a continuación.

Tiempo medio de comisión de suicidio dentro de la prisión (por días)

Ello no implica, sin embargo, que los que cometan delitos menores tengan mayores tendencias suicidas. Al contrario, son aquellos que perpetran delitos violentos los que tienen mayor ratio de suicidio, con bastante diferencia. Se puede ver claramente en la tabla a continuación.

Ratio de suicidios por 100.000 reclusos entre 2000-2002

Es significativa la tasa de suicidios entre los asesinos, secuestradores y violadores, entre cuatro y seis veces por encima de la media global de suicidios en prisiones locales y veinte veces más por encima de la media de la población global. Son diferencias mayúsculas las que se producen, lo cual nos lleva a identificar un factor de riesgo específico en las prisiones, aunque conectado a la raíz de los factores de riesgo expuestos en el post anterior.

Un apunte sobre la inmediatez de la mayoría de suicidios que venimos apuntando. Como comentamos en el post previo, una de las funciones de las prisiones locales es la custodia de enfermos mentales hasta que se les destine al lugar adecuado para ser tratados. Ello implica que, en la mayor parte de centros probablemente no dispongan de las herramientas adecuadas para disponer el servicio adecuado a estos presos. Recordemos que existe un catálogo de enfermedades mentales con tasas muy altas de suicidio, y el no disponer de los instrumentos adecuados para poder prevenirlo probablemente pueda ser factor causante de más de un suicidio.  Al no disponer de datos concretos por ahora, la hipótesis queda en el aire, más no olvidada.  

Otro de los puntos que mencionamos como factor de riesgo es el estado civil, en el que se comprobaba que “La tasa de suicidio es el doble entre personas solteras que entre casadas.”  A través del estudio previamente mencionado, extraemos la siguiente tabla.

Estado civil de los presos de las prisiones locales, en porcentaje
 

En ella podemos ver como los casados copan un 15% por ciento de la población carcelaria en prisiones locales (cuando aproximadamente la mitad de población norteamericana está casada), por lo que podemos preveer que al existir una mayor tasa de solteros, divorciados y viudos entre la población penitenciaria respecto a la población global, ello contribuya directamente al aumento de la tasa de suicidios en las prisiones locales.

Finalmente, una tabla que bien puede tener nexo directo con el factor de riesgo sobre el que incidíamos al principio. Se ha comprobado que según la capacidad de población penitenciaria del centro en el que se encontraba el recluso la tasa de suicidio aumentaba o disminuía proporcionalmente. Así, nos encontramos que los centros con baja capacidad (no más de 50 personas) reunían una ratio muy alta, de 177 muertes por cada 100.000 en dicha causa. A medida que la capacidad del centro aumente, la cifra baja, como podemos observar a continuación:

Suicidio según capacidad de población del centro penitenciario

¿Qué implica? Teniendo en cuenta el impacto sobre la persona del que hablábamos, si a ello le añadimos la dificultad para compartir la “pena” con otras personas en su misma situación, la tendencia a la inhibición le sitúa en un estado en el que la muerte aparece como única vía posible. A la vez, los centros con mayor capacidad están mucho mejor preparados para albergar a los presos que las cárceles regionales, que centran su labor en la simple retención del reo.

En síntesis, cinco son los puntos clave identificados para entender mejor la diferencia entre el índice de suicidios en las prisiones locales.

1. La situación del preso: los condenados tienen una tasa similar tanto en las prisiones locales como en las estatales. En cambio, la cifra entre los preventivos es cinco veces mayor.
2. El primer contacto con la prisión: el shock causado incide negativamente
3. El tipo de delito cometido: los más graves tienden a suicidarse en tasas mucho mayores.
4. El tipo de centro: cuanta menor sea la capacidad del centro, mayor es el índice
5. Mayor tasa de divorciados, solteros y viudos en las prisiones.

Parece evidente que, si se quiere reducir una tasa tan alta de suicidios, llevados a cabo en su mayor parte en los primeros días, exige una política clara de labores de atención al preso en los primeros días de detención, ya que los factores presentados anteriormente dan lugar a pensar que un trabajo más exhaustivo de custodia de los presos en las primeras semanas de reclusión llevaría a una reducción del índice de manera exponencial. 

 

Fuentes: 

 

 

Secuencia de artículos sobre el tema: 

Tasa de mortalidad en prisión ¿Mejor dentro que fuera?

¿Existe relación entre mortalidad por drogas/alcohol y prisión?

El suicidio en las prisiones norteamericanas

Factores de riesgo de suicidio, un repaso breve

10 cosas que debes saber sobre las cárceles locales (o Jails) de Estados Unidos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Post Relacionados
Suscríbete ahora y recibe el ebook Nadie Debería Trabajar Jamás gratis
¡Lo quiero!
Total
0
Share