Echad un vistazo a la imagen del cuerpo técnico del Barcelona en la pasada temporada. A la izquierda de Luis Enrique podéis ver al flamante ex-jugador del Barça Oleguer Presas, conocido por su implicación política en la causa catalana y que debutó en el equipo azulgrana de la mano de Louis Van Gaal.
La verdad que cuando vi por primera vez a Oleguer en el banquillo acompañando a Luis Enrique me llevé toda una sorpresa, ya que no sabía que hubiera tanta afinidad entre ambos, que coincidieron en apenas un par de temporadas.
Sin embargo, aún más sorprendente me resulto saber que Oleguer Presas se presentaba en la lista de Crida per Sabadell en las elecciones municipales. No entendía cómo pretendía abandonar su puesto en el cuerpo técnico del Barcelona cuando la temporada estaba por terminar.
Sin embargo, todo tenía una explicación muy sencilla: ese que yo pensaba que era Oleguer en realidad no tenía nada que ver con él. Su nombre es Rafel Pol, y es el preparador físico del equipo azulgrana. Debo reconocer que cuando lo veía encontraba que estaba muy cambiado, que parecía haberse vuelto un poco hipster con el paso de los años, pero en ningún momento había dudado que fuera él.
Este ejemplo personal nos da buena cuenta de hasta qué punto somos capaces de movernos en nuestra vida cotidiana a través de informaciones falsas o sesgadas y de ideas prejuiciosas para las que no admitimos la posibilidad de que sean erróneas. Inevitablemente todos nos movemos entre la desinformación y la capacidad de juicio, pero algunos aprenden a gestionar mejor los prejuicios que otros.
Sea como fuere, un aspecto fundamental en un líder de una organización estriba en ser capaz de abrir miras cada cierto tiempo para revisar qué ideas sobre la forma de gestionar la empresa deben modificarse. Enrocarse en que las cosas solo se pueden hacer de una forma posible es el mejor camino al abismo de una empresa, y es posible evitar que esa situación se produzca con una simple medida estructural: escuchar a los empleados que forman parte de la organización. Con frecuencia, ante nuestro obcecamiento, el único modo de darse cuenta de nuestros errores es ver que existen otras perspectivas diferentes. Probablemente si le hubiera comentado a algún seguidor del Barça que ese era Oleguer me hubiera evidenciado que me había confundido totalmente.
Cada vez más empresas llevan a cabo reuniones semanales con todos los miembros de la organización que ayudan a detectar los problemas dentro de la empresa y las posibles soluciones que se plantean. Aunque la decisión final quede a cargo de los superiores, es un ejercicio sano valorar todas las perspectivas, y esa apertura de miras permite que ese prejuicio con el que vivimos todos tenga el menor impacto posible dentro de una organización.