Ayer el FBI publicó las cifras de policías asesinado en Estados Unidos en el año 2011, tema sobre el que ya hable hace poco más de un mes. El balance no es precisamente positivo. Un total de 72 muertes de agentes que se encontraban de servicio. Una cifra como esa no se veía desde 2001, donde murieron un total de 70 agentes.
Podéis verlo en la gráfica que actualizada sobre policías asesinados, que se registra desde 1980.
De las 72 muertes, 19 fueron asesinados durante emboscadas, 6 mientras investigaban personas o circunstancias sospechosas, 11 cuando se encontraban trabajando en actividades de tráfico, 5 durantes intentando abortar robos o persiguiendo a sospechosos de haberlo cometido, y 4 como respuesta a llamadas de disturbios; 6 policías murieron enmedio de algúna estrategia policial, uno murió durante el transporte de un prisionero, y otros 20 policías murieron en sendos intentos de detención.
En casi la totalidad de los asesinatos (63 de los 72) se utilizaron armas de fuego. De las 63, 50 fueron perpetradas con pistolas, 7 con rifles y 6 con escopetas. Las otras armas utilizadas fueron vehículos (6) cuchillos o instrumentos cortantes (1) y la fuerza bruta (2). La proporción sobre el tipo de arma utilizada para cometer el asesinato es similiar a la de anteriores años. Así mismo, cabe destacar que el uso de pistolas alcanza cifras que no se producían desde 1997.
De las 72 víctimas, 49 de ellos llevaban chalecos antibalas para protegerse. 17 utilizaron sus armas de fuego, y 4 de los agentes murieron precisamente con sus propias armas. Diez agentes intentaron usar sus propias armas.A siete de los agentes consiguieron sustraerle, en la comisión del homicidio, las armas de las que disponían.
Finalmente, el informe también destaca el descenso en la muerte de agentes por accidentes, que pasaron de las 72 muertes en 2010 a las 50 en 2011.
Aunque se trate de un aumento considerable en la cifra de muertes respecto a otros años, y sobretodo cuando empezaba a entreverse una tendencia a la baja, es difícil sacar conclusiones claras sobre las causas que producen este aumento. Sobretodo cuando se trabaja con cifras tan bajas, es complicado establecer si realmente estos aumentos, que pueden parecer tan radicales, no son realmente fruto de unos baremos más o menos estables de muertes. Diferente sería observar que la tendencía, de cara a 2012 subiera nuevamente, o se mantuviera en esos mismos niveles. Ahí sí que el FBI deberá comenzar a preocuparse de verdad.