Aunque los posts de este blog son primordialmente escritos, durante el periodo que preparé la maratón de Madrid con Juanjo Suárez (parece que de eso haga años) grabé parte del proceso en diferentes vídeos publicados en Youtube. Debo decir que la experiencia me sirvió, además de para ser capaz de correr y hablar a la vez, para aprender a exponer en vídeo, algo que puede resultar a priori más complejo, pero que una vez te empiezas a manejar tanto con la cámara como con la edición del vídeo puede hacer incluso que tardes menos tiempo que escribiéndolo. Hay que tener en cuenta que las necesidades en un post escrito son diferentes a las de la elaboración de un vídeo.
En un post escrito sueles requerir un tiempo mucho más amplio de documentación y redacción del post. En cambio, si creas un post en vídeo con exactamente el mismo contenido, puedes fácilmente sacar 3 o 4 vídeos de 3-4 minutos cada uno dedicando una mañana entera. El tiempo que ganas en la parte de guión luego lo pierdes en la mayor dedicación en la parte de edición. Esta parte puede ocuparte más o menos en función del tipo de vídeo y cómo de familiarizado estés con la edición. Por ejemplo, como los vídeos que grababa para la maratón estaban hechos en diferentes secuencias y momentos del día, luego tenía que trabajar bastante para ligar una escena con otra. Sin embargo, si lo que simplemente llevas a cabo es la presentación de un concepto o tema, puedes rodarlo prácticamente todo en una sola secuencia, suponiendo mucho menos trabajo de edición, principalmente porque los imprevistos son menos (con los vídeos de la maratón muchas veces el material era inservible, pero como no podía comprobar al momento si había quedado bien porque estaba entrenando, no lo véía hasta llegar a casa). Es importante contar, a no ser que lo que vayas a hacer sea intencionalmente improvisado, con un guión básico, pero sin perder la espontaneidad necesaria para captar la atención. En mi caso, no soy partidario de apuntarlo todo en el guión precisamente para dejar una parte abierta a la reflexión del momento, pero ahí cada maestrillo tiene su librillo.
Creo que lo más interesante es alternar con ambos conceptos, ya que puedes llegar a alcanzar un público objetivo diferente en función del formato que utilices aunque toques el mismo tema, e incluso puede haber temas que puedan dar más pie a ser expuestos en formato vídeo, y otros que se presten más al formato escrito. Además, alternar formato te permite descansar de un formato u otro (porque os aseguro que el reto de escribir cada día no es nada fácil).
Aunque en los últimos meses la mayoría de posts han sido por escrito, no he dejado de lado el formato en vídeo ni mucho menos, como podréis ver próximamente 😉