La revista Wired reseñaba en el día de ayer un reciente paper de Yan Michalevsky en el que se afirmaba la existencia de un modo alternativo de geolocalizar un smartphone sin necesidad de GPS: tu consumo de batería.
A día de hoy los datos de consumo de batería son libremente accesibles para las aplicaciones Android, sin necesidad de que el usuario tenga que conceder permiso alguno al proveedor, a diferencia de la localización vía GPS o Wi-Fi.
Así, los investigadores desarrollaron un método que llamaron PowerSpy, que les permitía identificar el movimiento de un usuario con un porcentaje de acierto de un 90%. Para conseguir esa efectividad tuvieron en cuenta variables como el hecho de que cuanto más te alejas de una antena de telefonía móvil más batería consumes, o los obstáculos que pueden dificultar la señal tales como edificios o montañas. Este tipo de variables eran además fácilmente controlables y diferenciables de otros modos de consumo de batería, como hacer una llamada o usar una aplicación que requiera un consumo considerable de batería, ya que las utilizadas en las variables presentaban un consumo más regular y uniforme.
Por suerte, este método no es impecable. Para poder geolocalizar a través del consumo de batería, antes es imprescindible conocer bien el comportamiento de cada teléfono móvil en las rutas trazadas. Por ello, para que el experimento funcionara hicieron la prueba con un LG Nexus 4, con el que trazaron dos rutas diferentes: una en la costa de California, y otra en la ciudad de Haifa, en Israel, repitiendo el trazado en varias ocasiones para confirmar que el consumo de batería era el mismo.
Evidentemente, para que este método fuera plenamente funcional sería necesario conocer al detalle el funcionamiento del consumo de batería de todos los teléfonos móviles, lo que implicaría tener que realizar el trazado de rutas correspondiente. Requeriría un trabajo previo considerable para que pudiera considerarse un riesgo latente, pero lo que está claro es que no debe quedar como un detalle sin importancia, ya que estaríamos hablando de un claro ejemplo de puesta en riesgo de la privacidad del usuario.
En este caso, Google debería dar su versión y responder a este posible agujero, y si es necesario, modificar los permisos que tienen las aplicaciones en el acceso a la información de nuestros teléfonos.
Por si aún alguien albergaba alguna duda de que nuestros smartphones son auténticas minas de información que puestas en manos de algunos pueden suponer importantes riesgos, este caso pone de manifiesto que hasta el simple consumo de nuestra batería puede dar muchos más detalles sobre nuestras vidas de lo que pensamos.
Fotografía de Takashi Hososhima