Hoy comienzo un nuevo curso académico. Sí, como lo oyen, en pleno mes de julio, con este calor. Afortunadamente he podido amoldar el inicio del curso a mis necesidades. A primera hora toca escuchar la primera de las sesiones magistrales de Michael Sandel sobre justicia en la asignatura: “Justice: What’s the Right Thing to Do?” que se realiza en el aula magna de la universidad de Harvard. Justo después de una tranquila pausa para el café, Gautam Kaul presenta su curso de introducción a las finanzas en la Universidad de Michigan que impartirá a lo largo de las próximas 10 semanas. A lo que más miedo le tengo es al examen final, ya que soy novato en la materia. Finalizada la clase de finanzas, arranca antes de comer el curso “International Environmental Law” (Derecho Medioambiental Internacional) realizado por Cymie R. Payne en la Universidad de Berkeley, California. Además de la de hoy lleará a cabo 13 sesiones más repartidas en las próximas semanas, días o meses (ya os mencioné que la carrera era bastante flexible).
Por lo que me han comentado otros compañeros, además de las clases habrá material adicional publicado en una intranet con un formato similar a una red social, y que hace más atractiva la participación en la asignatura, además de ser un buen complemento para el profesor. Sin apenas tiempo de hacer la digestión, toca acudir a Eslovenia para poder presenciar la primera de las ponencias del noveno Congreso Anual de la European Society of Criminology.
¿Es posible realizar todo eso sin moverme de casa? Sí, y cada vez con mayor facilidad. El acceso a cursos, clases magistrales y ponencias de las más prestigiosas universidades está al alcance de nuestra mano. En los casos de plataformas como Academicearth, Videolectures o Cosmolearning, se trata de vídeos en diferido, pero que no por ello pierden su vigencia (además, en el caso de Academicearth te ofrece acceso directo a la realización de grados online en las universidades adscritas a la plataforma. Y el nivel de las clases no suele decepcionar. En el caso de Coursera la cosa va un poco más allá, ya que ofrece la posibilidad de realizar el curso mediante sesiones planificadas de las más prestigiosas universidades: La Universidad de Berkeley, la école polytechnique fédérale de Lausanne, la Princeton university o el California Institute of Technology por poner unos cuantos ejemplos.
Y todas ellas sin coste alguno más allá de la conexión a Internet y un equipo informático que ni siquiera requiere demasiada potencia.
Que la formación online está cada vez más instaurada en el ámbito universitario es algo que poco a poco se va asumiendo. Así mismo, este tipo de plataformas empiezan a promover lo que bien podría ser un nuevo modelo de adquisición de conocimiento: la realización de un estudio universitario en el que las asignaturas son escogidas a la carta, no ya en una sola universidad (o, a lo sumo, en un convenio entre 2 o 3 universidades) sino directamente escogiendo entre todas las universidades del mundo. Teniendo en cuenta que la presencialidad es cada vez más prescindible gracias a las herramientas de las que se dispone en la red, ¿Qué imposibilita que la oferta de asignaturas no pueda universalizarse?
Por lo pronto, produciría una disrupción en la educación universitaria tal que haría innecesario el puesto de algunos profesores que, por no tener demanda alguna de alumnos (todos hemos tenido malos profesores que acababan el curso dando la clase prácticamente solos), no serían necesarios en sus puestos de trabajo. En cambio, otros profesores de más reconocido prestigio llenarían sus aulas virtuales de alumnos venidos de todas partes. El siguiente nivel de la cadena se dirige directamente a aquellas universidades que, por no reunir la suficiente demanda de alumnos en red se muestren como un elemento insostenible e innecesario, algo que en el caso de las universidades públicas supondría un ahorro estatal. Y ello, sin perjuicio de una pérdida de calidad en el acceso a la educación universitaria. Es evidente que si me dan a elegir, con las mismas condiciones, entre estudiar una carrera en la universidad de mi localidad (que no está mal pero tiene un nivel quizá demasiado bajo) o en otra universidad de mayor prestigio, elegiré la segunda. Si mi acceso al conocimiento no presenta dificultades añadidas, está claro que supone un plus en mi educación.
Siendo realistas, la idea de una educación universitaria universalizada y accesible a la carta es aún algo bastante utópico: entre las barreras producidas por la falta de homogeneidad, más las reticencias que pudieran tener universidades con menor presupuesto y/o prestigio y que derivarían en una ausencia de acuerdos, además de las posibles trabas legales que pudieran existir dificultan un paso que podría provocar un enorme cambio en las estructuras educativas de todos los países.
Que la red tiene un componente inigualable de acceso al conocimiento es algo que ya nadie puede negar. Ahora falta desarrollar todo el potencial que puede llegar a proporcionarnos, y que llegue a derivar, más temprano que tarde, en un acceso a la educación universitaria en unas condiciones más óptimas para todos los interesados, procedan de donde procedan.
Agradecezco a @czahy el haber compartido el descubrimiento de Coursera, que ha sido lo que ha originado este brainstorming.