Durante la última semana no he podido dedicarle demasiado tiempo al blog, y no por falta de ganas, sino por un problema de hardware: mi ya maltrecho portátil ha decidido que parte del teclado deje de funcionar, por lo que me ha sido imposible sentarme a expresar mis sensaciones durante estos días, que han sido muchas.
Como ya comentara hace unas semanas,
Sin embargo, no ha sido hasta esta pasada semana cuando hemos podido instalarnos en Barcelona para los próximos meses, lo cual ha dado lugar a unas semanas previas bastante caóticas de idas y vueltas entre la isla y la ciudad condal. Y ha sido durante estos días en los que me he visto obligado a desconectar un poco de mis obligaciones con la bandeja de correo electrónico cuando he podido experimentar sensaciones muy especiales, y cuanto menos positivas, sobre las perspectivas personales que tengo del año que acaba de entrar:
1. Que puede ser un muy buen año en lo personal. Es paradójico pensar que pueda ser un buen año cuando la crisis no tiene intención de dejar de ahogarnos, pero el sentimiento es el que albergo ahora mismo. Luego los hechos puede que no me den la razón, pero pienso hacer todo lo posible en disfrutar del recorrido que me tocará vivir. Me va a tocar trabajar muchísimo, sacrificarme muchísimo y tomar decisiones importantes, pero es precisamente eso lo que más me motiva.
2. Que va a ser un año completamente diferente a los anteriores, donde me encontraré con personas de las que voy a aprender muchísimo, y viviré experiencias que me enriquecerán por lo novedosas que me resultarán.
3. Que el proyecto empresarial que queremos sacar adelante va a salir con mucha fuerza, y que buena parte de la culpa la tendra Yuzz! Jovenes con Ideas. Cuando en su momento nos apuntamos, in extremis y sin pensarlo demasiado, no éramos conscientes del valor que puede darnos y lo que puede aportarnos para cumplir nuestro propósito. Ahora empezamos a definir cada vez más nuestra hoja de Ruta, y esa definición es la que me lleva a estar convencido de que nos puede salir bien.
4. Que me siento más enérgico y seguro que nunca. Me encuentro más en forma que nunca, venciendo la pereza de ir a correr incluso en las peores circunstancias meteorológicas, y voy con la seguridad del que no tiene nada que perder y muchas cartas con las que jugar. Si algo no faltan son planes, ideas y proyectos, tanto profesionales como de vida, y es algo que me sinceramente me tiene entusiasmado: saber que tengo muchas cosas que hacer.
5. Que voy a viajar más de lo que he viajado en todos estos años. El anticipo fue el mes de diciembre, en el que semana sí, semana también, anduve cogiendo vuelos de ida y vuelta Mallorca-Barcelona. Lo más curioso de todo es que el miedo a volar durante estas semanas prácticamente se puede decir que ha desaparecido, ya que he perdido esa angustia previa que me provocaba el coger un billete de avión. Sigo prefiriendo no volar, pero está dejando de ser un handicap personal. He de reconocer que fue gracias a una conversación con un amigo que parte de las malas sensaciones que me producía volar han desaparecido. ¿Tendrá algo que ver con la seguridad que menciono en el punto anterior? Cedo la palabra a algún psicólogo para que me lo explique.
6. Que va a ser un año frenético. Durante la última semana he tenido la sensación de haber multiplicado por 10 mi actividad diaria. Está claro que Mallorca tiene otra velocidad en todos los sentidos, donde todo se vive y hace de manera mucho más pausada. Pero ahora lo que quiero es ir a todo gas. En una charla quen nos dio el pasado martes José Juan Cobo (podéis leer una crónica escrita por Ylenia Porras, una compañera que participa en Yuzz Sant Cugat con otro proyecto aquí), director de zona de Barcelona en Banesto, mencionaba que la actividad de la ciudad era tan intensa que es personalmente incontrolable, por lo que es ella la que conduce tu nivel de actividad.
7. Que voy a tener que multiplicar mis dosis de café, remitiéndome a todo lo dicho anteriormente…