Cuando nos adentramos en el periodo estival aparece en la cartelera de las editoriales una serie de obras bautizadas como «Lecturas de verano». Su rasgo fundamental es que se trata de libros ligeros, con un tono que procura no ser muy denso, teniendo en cuenta que nuestras neuronas sufriendo temperaturas de 35 grados a la sombra no están para muchos esfuerzos. Un ejemplo de lo que nunca sería una lectura de verano es la «Fenomenología del espíritu» de Hegel. Sin embargo, poco se ha hablado de un aspecto que incumbe a los autores ¿Es posible escribir algo decente en verano a ciertas temperaturas? Vemos como muchos blogs y redes de contenidos optan por descansar durante los meses de julio y agosto, y son pocos los que en plena ola de calor nos animamos a seguir publicando con frecuencia.
La realidad es que, del mismo modo que practicar ciertos deportes en verano resulta más insoportable, escribir en esta época es bastante menos agradable que hacerlo en un día lluvioso. Ver que, aunque tu único esfuerzo sea intelectual, tu cuerpo resbale en la silla por el sudor que desprendes no ayuda demasiado. De todos modos, es interesante ver que el tipo de escritura que emerge puede diferir en función de la estación del año. En una época de sol radiante y temperaturas elevadas la mezcla de emociones y sensaciones se alterna entre el buen humor y la ofuscación por el calor que debes soportar. Dudo por ejemplo que a alguien se le ocurra escribir en un día como hoy sobre lo agradable que resulta tomarse un café con leche bien caliente por la mañana. En cambio, en épocas más frías donde el cielo está más gris este tipo de cosas sí que suenan más idílicas.
Una de las ventajas de escribir en verano es que, además de idear temas diferentes a los habituales, simplificas mucho más la redacción del texto. Principalmente porque el nivel de concentración al que puedes aspirar es considerablemente inferior a otras estaciones del año. Solo puedes focalizar la atención en una serie de puntos muy determinados, y ello impide que puedas acabar yéndote por las ramas.
Dicho lo anterior, las cosas como son: escribir en verano es terrible y requiere un esfuerzo extra. Lo que se dice apetecer, no apetece, sobre todo si quieres abordar algo en profundidad. En ese caso se convierte en una utopía, por no decir en una odisea. Ahora mismo solo deseo que se acabe esta tortura ambiental para poder escribir con más comodidad y que desaparezcan del puto mapa los hashtags veraniegos del tipo #veranito #disfrutando #playita #SiempreEllos #DeLibre #Relax #Solecito #AmigasParaSiempre #Mediterraneamente #DayOfSummer #Sun #summertime y todos sus derivados acabados en -time (#playitatime, #solecitotime, #amigastime, #relaxtime…).