Oscuro Claro

Probablemente hayas oído hablar alguna vez de la saga Grand Theft Auto, uno de los videojuegos que más récords ha batido en la era de las consolas (ni más ni menos que 7 récord guiness, entre los que se encuentra el de videojuego más vendido en 24 horas, el que más rápido recaudó 1000 millones de dólares o el producto de entretenimiento que mayores ingresos ha generado en sus primeras 24 horas. Pero a la vez se ha convertido en uno de los juegos más polémicos por la violencia que es posible ejercer en él. Si no te suena, quizá te interese antes ver este divertido «Gameplay» para entender mejor de qué estamos hablando.

Una vez asumido que ya te haces una cierta idea del juego, podemos volver al debate sobre lo que llega a representar un videojuego en el que las drogas, el sexo y la violencia están muy presentes en un mundo virtual donde marginalidad y crimen se encuentran plenamente integrados. Uno de los rasgos más interesantes de este juego es que, si bien se puede seguir una modalidad de juego basada en objetivos, uno puede dedicarse simplemente a deambular libremente por el amplísimo mapa de la ciudad, sin desarrollar necesariamente una carrera criminal. Si habéis visto el vídeo, se pueden hacer cosas tan poco criminales como jugar un partido de tenis, o simplemente dedicarse a conducir por la ciudad respetando las normas viales si uno lo desea, pero se puede llegar hasta donde nuestra imaginación alcance (por ejemplo, reproducir literalmente el videoclip de nuestro grupo favorito de música). Benjamin Hourigan sacó a relucir en 2008 que Grand Theft Auto era algo más que un videojuego repleto de violencia gratuita: al contrario, la moralidad está muy presente en esta modalidad de juego. Los límites de lo que puedes hacer, aunque sea virtualmente, los pones tú, y está en tus manos decidir si ejerces violencia gratuitamente dentro del juego o si optas por no sobrepasar ciertas barreras de lo cruel, todo ello teniendo en cuenta que morir dentro del juego no es algo que afecte demasiado (simplemente pagas por la cobertura sanitaria de resucitarte).

Christopher Via publicó en 2014 un interesante estudio realizado a 80 niños en el que relacionaba el nivel de psicopatía con la forma de jugar al Grand Theft Auto IV. Así, se encontró que durante el juego, si bien cuando se cometían crímenes contra la propiedad no había diferencias notables entre los niños con índices altos de psicopatía de los que tenían índices más bajos, sí que se reveló una relación positiva cuando lo que se cometían eran crímenes sobre las personas. Se trata de un resultado muy revelador en tanto muestra cómo la personalidad del niño influye en el modo en el que actúa dentro del juego, y permite entrever que realmente hay en la jugabilidad elementos de moralidad.

Creo que es interesante que, antes de demonizar a los videojuegos por su violencia, se les juzgue en su complejidad, pues dentro de ellos podemos encontrar aspectos que nos sorprenderán por todo lo que son capaces de enseñarnos de la vida real.

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